Por primera vez en 30 años, Michelin, el fabricante francés de neumáticos, ha emitido nuevas acciones por valor de 2.100 millones, lo que significaría aumentar en un 12 por ciento el valor en bolsa de la compañía. Inicialmente, la medida no fue muy bien recibida en los mercados, ya que la cotización de las acciones descendió un 10 por ciento. Los inversores han interpretado esta emisión como un síntoma de que algo puede ir mal en Clermont-Ferrand, donde se encuentra la sede central de la compañía.
Desde Michelin se ha justificado la emisión por el deseo de recaudar fondos con que impulsar su desarrollo en los mercados emergentes, elevando su capacidad de producción en los mismos para aprovechar el esperado crecimiento del 9 por ciento en sus economías. A finales de 2009, Michelin tenía un 80 por ciento de su plantilla en Europa y Norteamérica, lo que de algún modo refrenda que no se ha abierto a otros países.
Pese a que el constructor ha padecido también en 2009 los efectos negativos de la crisis, lo cierto es que sus resultados financieros hoy no son malos y, por ejemplo, anunció unos beneficios netos de 522 millones en el primer semestre de 2010, frente a los 122 millones perdidos en el año previo. Ahora, la compañía francesa se ha marcado el objetivo de incrementar en un 50 por ciento sus ingresos de aquí a 2020.
En medios financieros internacionales se cree también que otro de los objetivos de esta emisión de capital de Michelin es aumentar a medio plazo la valoración de sus acciones -en un segundo nivel, en estos momentos- por las agencias de “rating”, aunque el efecto inmediato pueda ser justo el contrario.