Recientemente, en la presentación de los resultados de Renault, que han arrojado perdidas por valor de 3.000 millones de euros en 2009, Carlos Ghosn, el presidente del grupo francés, que mantiene una alianza con la japonesa Nissan Motor, manifestó claramente el deseo de Renault de desprenderse del 20 por ciento de participación que tiene en el grupo sueco Volvo, el cual construye camiones con su marca y también con la de Renault, Mack, Nissan Diesel y Eicher Motors.
“Estaremos encantados de reducir cuanto endeudamiento sea posible, pero no lo vamos a hacer a cualquier precio”, dijo Ghosn. En Renault han tenido que afrontar este año pérdidas por valor de 1.600 millones derivadas de su presencia en el capital de la japonesa Nissan Motor (no confundir con Nissan Diesel), la rusa Avtovaz y el grupo sueco Volvo, habiendo este último aportado 288 millones de euros a tales pérdidas, lo que hace comprender que los franceses no estén muy contentos de seguir presentes en el mundo de los camiones.
Además, el hecho de que muy recientemente se haya anunciado que los camiones de Nissan Diesel se comercializarán a partir de ahora con la marca U.D. Trucks, sólo conocida en el mercado norteamericano y algunos asiáticos, ha reforzado la idea de que la alianza Renault- Nissan quiere desligarse por completo del mundo de los vehículos industriales.
Aunque durante la reciente rueda de prensa en que Leif Johansson, presidente ejecutivo de Volvo, cuestionado sobre si el nombramiento de un nuevo presidente corporativo en Volvo, el suizo Louis Schweitzer, antiguo presidente de Renault, iba a suponer algún cambio en los enfoques del grupo, Johansson respondió con un seco y tajante: “¡No!”, lo cierto es que en medios industriales ya se daba por hecho el deseo de Renault de salir del capital de Volvo ahora confirmado por Carlos Ghosn.