El grupo sueco Volvo, que comercializa camiones con esa marca y también con las de Mack, Renault, UD y Eicher, anunció unos beneficios de 2.850 millones de coronas suecas (unos 308,5 millones de euros) en el tercer trimestre de 2010, dando así la vuelta a las pérdidas de 315,7 millones del mismo trimestre del año previo y completando el segundo trimestre seguido con beneficios tras la peor crisis de su historia con seis trimestres seguidos en números rojos durante los que llegó a acumular 1.750 millones de euros de pérdidas.
Leif Johansson, presidente ejecutivo del grupo sueco, reconoció que el tercer trimestre había sido, como de costumbre, algo más flojo que el segundo pero se mostró muy esperanzado con el aumento del 59 por ciento en la entrada de pedidos registrado en el tercer trimestre de 2010 y mantuvo su previsión de que las ventas de camiones pesados crezcan de un 20 a un 30 por ciento en el mercado norteamericano durante 2010 y un 10 por ciento en Europa.
Asimismo, subrayó que casi la mitad de las ventas del grupo se generan fuera de Europa y Norteamérica, principalmente en los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que son los que en estos momentos tiran de la economía mundial. Sin embargo e incluso aunque los resultados del grupo Volvo fueron ligeramente mejores que las previsiones que tenían los analistas, lo cierto es que la bolsa de Estocolmo respondió negativamente a los mismos y la cotización de las acciones del grupo llegó a bajar un 2 por ciento. La explicación a este comportamiento de los mercados hay que buscarla en varios hechos.
“Hay que tener en cuenta que 598 millones de coronas de esos beneficios proceden de actividades comerciales, paridad favorable de la corona sueca y otras fuentes ajenas a las actividades industriales del grupo y que si se deducen estos ingresos, los resultados de Volvo pasan a quedar por debajo de las previsiones”, indicaban algunos de esos analistas. “El cash-flow es de 1900 millones negativos de coronas, 500 millones peor que hace un año”, indicaba por su parte Niclas Hoglund, un analista de Swedbank Markets.
Además, el propio Johansson ha admitido que el creciente proteccionismo de muchos mercados emergente a través del mantenimiento deliberadamente bajo de la cotización de sus monedas, introduce un factor nada despreciable de incertidumbre, en particular para una compañía que genera el 96 por ciento de su negocio fuera de Suecia. Igualmente, deben ser matizadas las expectativas de crecimiento anunciadas por el presidente ejecutivo del grupo, que quizá pecan de optimistas, lo que también ha puesto en guardia a los inversores.