Los constructores de vehículos industriales también están padeciendo los problemas que recientemente han llevado a sus colegas del sector de turismos a tener que cerrar fábricas y mandar a casa a sus trabajadores. El caso más sangrante ha sido hasta ahora el de Ford, cuya planta de Dearborn (Michigan) donde se fabrica la camioneta F-150, uno de los modelos más vendidos de esta marca, tuvo que ser cerrada, dejando sin trabajo durante una semana a sus 3.000 empleados.
En Europa, Volkswagen ha tenido que cerrar por un día su planta de Wolfsburg, la mayor que la compañía germana tiene en Europa, y también la de Emden, viéndose afectada la producción de turismos. Tanto en este caso como en el de Ford en Norteamérica, los problemas vienen de la falta de componentes para los motores. En el terreno de los camiones pesados, Leif Östling, presidente ejecutivo de Scania, ha sido el primero en admitir que también ellos empezaron a padecer el problema a finales del año pasado, aunque señaló que, hasta ahora, lo estaban gestionando adecuadamente.
Para Östling lo que ocurre es que los proveedores se han resentido mucho de la reciente crisis financiera. El presidente de Scania cree que el principal problema que impide a los proveedores de componentes reaccionar ante la recuperación de las ventas es la falta de capital circulante. Un portavoz anónimo de Volvo ha reconocido que la escasez de componentes ha sido uno de los factores que han impedido al grupo sueco sacar más partido del rápido incremento de la demanda de camiones.
© 2024, todos los derechos reservados.