Flotistas advierten de un contexto dramático de nula rentabilidad por los precios bajos, la apuesta por el ferrocarril y la atomización del negocio pese al incremento de tráficos.
El transporte por carretera de contenedores en el puerto de Valencia “se está muriendo del todo”, admiten fuentes empresariales. Estos medios dudan en poder describir si el negocio está a las puertas de un cambio de modelo, tras el expediente y posterior multa millonaria a las principales asociaciones del sector en octubre de 2013. “No sabemos si habrá un antes y un después a la multa de Competencia”, apostillan. “Hoy las navieras no están controlando el transporte terrestre. El negocio está a la sombra del poder del transitario y lo está achicharrando.
El forwarder es insaciable, lo quiere todo”, reconoce un operador del puerto de Valencia. Un flotista admite que el negocio del acarreo de contenedores sigue formado por micro pymes, explicando que en los dos últimos años “hay flotistas que han bajado ventas porque la hegemonía del mercado local ha variado. Maersk es el gran operador en la importación de Asia y MSC domina las exportaciones”. Transitarios con flota explican que “estar en Valencia es dramático. Aguantamos porque tenemos otros negocios. Si no hace tiempo que habríamos pulverizado nuestro transporte”.
Estos medios matizan que “no podemos permitirnos perder la estructura terrestre porque si no estaríamos perdidos. Quedaríamos en manos de los autónomos”. Otro empresario transitario admite que “hoy el mercado sigue sin estar equilibrado”, explicando que “hay incongruencias como perder dinero a la hora de hacer una subcontratación con un autónomo u otra empresa de transportes”. Por último, un flotista local reconoce que “el negocio está arrasado. Indigna perder y perder dinero cada año. Apuro el camión, controlo al chófer y a final de año me toca poder dinero para equilibrar la caja”.
Fuentes del colectivo de flotistas afirman que “las transitarias están ganando una fortuna del destrozo del mercado del transporte”, mientras que transitarios consultados explican que la apuesta del ferrocarril también está repercutiendo porque “la distancia del transporte decrece y el contenido del envío es cada vez menor. El número de contenedores ha crecido, pero el tren hace mucha distancia larga. Antes el tráfico con Madrid se estaba operando todo en camión. Hoy hay menos para la carretera”.
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