Propuesta de partenariado público-privado para acometer las obras ferroviarias y viarias que se empezaron a tramitar en 2002.
El Ministerio de Fomento, con el apoyo de la Generalitat, ha rescatado el proyecto de financiación pública-privada para acometer los pendientes accesos terrestres al puerto de Barcelona, que ya barajó el equipo de José Blanco. La ministra Ana Pastor destacó la “prioridad” de la obra, que se comenzó a tramitar en 2002, sin fijar fechas.
Pocas novedades deparó la visita de la ministra de Fomento, Ana Pastor, al puerto de Barcelona, la primera que hace a una instalación portuaria, por lo que respecta al culebrón de los pendientes accesos terrestres a la dársena. Al igual que su antecesor en el cargo, José Blanco, la nueva responsable de Fomento destacó la “prioridad” de la actuación. Eso sí, a diferencia del primero, no corrió el riesgo de dar una fecha para el inicio de las obras e incumplirla, y, por lo tanto, los nuevos accesos viarios y ferroviarios siguen sin calendario desde que Blanco los aplazó sine die la pasada primavera.
Lo máximo que precisó la ministra es un “ojalá” toda la tramitación esté lista a lo largo de 2012 para poder licitar las obras, presupuestadas, en su día, en unos 470 millones de euros. Pastor rescató la fórmula de financiación mixta, pública y privada, para acometer los nuevos accesos, que ya barajaron los anteriores responsables de Fomento y que descartaron por considerarla inviable.
Las obras se acometerían por un partenariado público-privado, “una fórmula que nos permite tocar de pies a tierra y no hacer castillos en el aire” ante las restricciones de los presupuestos públicos, señaló Lluís Recoder, consejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat. La nueva terminal de Tercat en el muelle Prat empezará a funcionar el próximo verano con los accesos internos viarios y ferroviarios, que ya está ejecutando la Autoridad Portuaria. Ante la imposibilidad de que estuvieran hechos los accesos exteriores, las autoridades catalanas y de Madrid acordaron el pasado verano una conexión provisional con la actual red exterior ferroviaria.
El compromiso era que este apaño estuviera listo cuando empezara a funcionar la terminal. Y estará por lo que respecta al enlace en ancho ibérico, pero no está garantizado que llegue a tiempo el ancho internacional, obra que depende del Adif, según dejó entrever el consejero Recoder. Los nuevos accesos terrestres se incluyeron de forma genérica en el denominado Plan Delta, aprobado en 1992, que recogía las ampliaciones del puerto y del aeropuerto. En el año 2001, empezaron las obras de ampliación de la dársena. Un año después, en 2002, comenzó la tramitación del proyecto de los accesos. Hubo que esperar hasta 2008 para que Fomento adjudicara la redacción del proyecto constructivo, que permanece en algún cajón.
El lío de la caducidad del impacto ambiental
La ministra de Fomento, Ana Pastor, anunció en su visita a Barcelona que había caducado la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de los accesos terrestres -viarios y ferroviarios- al puerto, que incluía también la nueva terminal ferroviaria sobre el antiguo cauce del río Llobregat, al no haberse iniciado las obras. Y ello obligaba, aseguró Blanco, a tramitarla de nuevo ante el ministerio de Miguel Arias Cañete. Según las cuentas del departamento de Territorio y Sostenibilidad, la declaración ambiental no ha caducado. Tiene una vigencia de cinco años y se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en octubre de 2007. Por lo tanto, caduca el próximo otoño. El departamento que dirige Lluís Recoder ha informado raudo al Ministerio de Fomento de que el DIA no es un impedimento para sacar las obras a licitación ya.