La patronal estima una caída superior al 70 por ciento en el tráfico de contenedores lo-lo en 2018 y solicita reunirse con Interior y Asuntos Exteriores para volver a pedir al Gobierno que “actúe de forma urgente y coordinada”.
La Asociación de Empresas Estibadoras (Anesco) ha vuelto a dar la voz de alarma ante la “grave situación” del puerto de Melilla, en caída libre desde hace ya más de un año.
La patronal, que estima un descenso superior al 70 por ciento en el tráfico de contenedores lo-lo durante 2018, ha solicitado una reunión con los ministerios de Interior y Asuntos Exteriores para reiterar al Gobierno que “actúe de forma urgente y coordinada” para “poner freno al descenso de la actividad portuaria en Melilla”.
La petición se produce apenas dos semanas después de la tímida respuesta de Puertos del Estado, que se ha limitado a elaborar un informe, trasladado ya a Fomento, fruto del encuentro celebrado el 31 de octubre con representantes de Anesco. Como ya avanzó este periódico, la reunión sirvió para que la patronal explicara “en detalle” la problemática actual.
La organización empresarial subraya, en este sentido, que el desplome del tráfico en el puerto de la Ciudad Autónoma está “acarreando una pérdida relevante de actividad empresarial en toda la cadena logística melillense, con impacto en las empresas prestadoras de servicios portuarios, transitarios y transportistas”. Una realidad, advierte la asociación, que conlleva la “pérdida de puestos de trabajo, estimada ya en casi un 50 por ciento”.
La patronal de las empresas estibadoras, bajo los mandos de Pedro García, su secretario general, recuerda que el origen de la crisis se inició en 2017 con la implantación de un nuevo modelo organizativo en el puesto fronterizo, que se agravó con el cierre de la aduana comercial. Una decisión, esta última, adoptada en el mes de julio del pasado año por el Gobierno de Rabat, que implica que únicamente se permiten despachar para la importación las mercancías que hayan sido descargadas en el vecino puerto marroquí. Como consecuencia de esta medida unilateral se ha bloqueado la entrada de productos exportados desde Melilla hacia Marruecos, lo que está pasando una gruesa factura a la estadística de la dársena, cuyo tráfico ha caído un 39 por ciento entre los meses de enero y octubre del pasado año, según los últimos datos hechos públicos por Puertos del Estado.