El grupo danés anuncia un cambio de rumbo en su estrategia para reducir su exposición en el mercado del contenedor.
La mayor naviera del mundo no confía en sí misma. AP Möller- Maersk anuncia una “retirada”, al menos en lo que a inversión se refiere, del negocio del transporte marítimo de contenedores, para concentrar sus esfuerzos de capital en las unidades más rentables: el petróleo (Maersk Drilling) y la manutención (APM Terminals)
El grupo danés A.P. Möller-Maersk, que controla la naviera de portacontenedores más grande del mundo, Maersk Line, ha marcado recientemente un cambio de rumbo de su estrategia corporativa. Nils Smedegaard Anderson, presidente y director general del grupo, avanzó en una conversación con periodistas del Financial Times que “vamos a alejarnos de las actividades navieras para concentrarnos en los negocios más estables y generadores de beneficios”.
En román paladino, esto quiere decir que Maersk tira la toalla, al menos de momento, en el sector del transporte marítimo de contenedores, en donde es líder mundial, y que concentrará sus esfuerzos en sus negocios petrolíferos y en las operaciones de manutención portuaria (en manos de APM Terminals). “En los próximos cinco años no vamos a invertir cantidades significativas en Maersk Line. Tenemos capacidad suficiente para crecer con el mercado”, explicó Anderson.
En realidad, no es ninguna sorpresa, ya que no es la primera vez este año que la naviera declaraba que recibiría menores inversiones. Pero lo fuerte de las declaraciones de Anderson es la precisión con la que delimita el período de carestía inversora en el que se adentra la naviera, así como el hecho de que el patrón de Maersk señale que pone fin, al menos unilateralmente, a una batalla que ha hecho mucho daño al sector: la carrera armamentística por tener la flota más grande, la mayor parte de mercado, y que a cambio ha generado una sobrecapacidad global que amenaza con hundir a muchas navieras.
Por tanto, la razón principal de esta retirada son los bajos retornos sobre el capital invertido que la naviera danesa ha producido en los últimos años. Algo contradictorio con el hecho de que la división transitaria del grupo danés, Damco, ha sido uno de los mejores actores del corporativo tanto en términos de crecimiento de ingresos como de retorno sobre capital. Aunque claro, no se puede comprar un negocio con poco peso específico en activos como Damco con una naviera que opera la mayor flota de portacontenedores del mundo.
A pesar de todo esto, la noticia es enorme. El grupo A.P. Möller-Maersk se fundó sobre el negocio naviero, y hasta hoy su evolución era un reflejo de la evolución de todo el sector mundial de transporte marítimo de contenedores. No sería de extrañar, por tanto, que este anuncio tenga una repercusión en el sector. ¿Si el mejor jugador se retira del partido, qué pasará con el resto de los jugadores?
Resulta interesante señalar que Maersk ha decidido reducir su exposición a un sector muy volátil, el del transporte de contenedores, para echarse en los brazos de una señora igual, o más, de volátil: el petróleo. La paradoja es que, en el caso de que el precio del barril de petróleo comenzase a descender, las operaciones de la naviera Maersk se verían beneficiadas. Maersk Drilling y APM Terminals deberían obtener beneficios por más de 1.000 millones de euros para 2018, mientras hoy ganan 500 y 650 millones anuales respectivamente, pero para ello tendrán que invertir, y mucho.