El grupo naviero avanza en su programa de descarbonización con el desarrollo de un prototipo de remolcador híbrido que permitirá ofrecer un servicio portuario y de salvamento marítimo con cero emisiones.
Boluda Lines, la división naviera de Boluda Corporación Marítima, testará el uso de biocombustibles en su flota mercante como “salvación” para afrontar la descarbonización de sus servicios marítimos, según adelantó ayer su director técnico, José María Collado.
El directivo del grupo valenciano explicó que Boluda Lines tiene previsto arrancar con una prueba piloto en el último cuatrimestre de 2023 en alianza con la planta ubicada en el puerto de Castellón de la compañía energética BP, que suministrará a la naviera. “Ya tenemos un buque preparado”, adelantó, lo que permitirá avanzar en mejorar la eficiencia de la naviera.
El objetivo de Boluda es colocar a su flota en la escala alta de eficiencia energética “para no tener una gran afectación”, para lo cual lleva tiempo incorporando medidas para tener mayor eficiencia en el gobierno y propulsión de los buques, así como el mantenimiento de los cascos limpios con pintura de silicona que permite reducir el consumo.
La compañía también viene trabajando con rutas y velocidades óptimas, pero “por desgracia esto tiene su limitación, porque tenemos una línea regular diaria Cádiz-Las Palmas que nos hace tener que ir a una velocidad alta porque si no es imposible garantizar el consumo y esto nos penaliza”, indicó Collado.
Por su parte, José María Collado explicó el proceso de modernización y transformación energética que se quiere desarrollar en la flota de remolcadores del grupo, donde “queremos aplicar una única filosofía”. Boluda arrancó este proceso en 2016 con un remolcador de gas natural licuado, un proyecto en el que participó la Fundación Valenciaport y Bureau Veritas, para con posterioridad poner en servicio un remolcador de hidrógeno en el puerto de Amberes, “que está teniendo problemas porque no es sostenible”.
Actualmente, la compañía está enfrascada en el desarrollo de remolcadores híbridos, que permitirían una reducción del 24 por ciento de las emisiones, proyectos en los que la compañía está poniendo todo su empeño y para lo que ha sido vital “la digitalización de las cargas de motor y la maniobra de los remolcadores, porque cada maniobra es distinta y no todos los puertos son iguales”. En este sentido, hay que recordar que recientemente Boluda Towage unía sus fuerzas con Damen Shipyards para lograr tener remolcadores “cero emisiones” en Europa. El objetivo de la alianza empresarial es la construcción de un remolcador propulsado con metanol.
Jornada en Castellón
El directivo de Boluda avanzó la estrategia de descarbonización de la corporación marítima en el marco de una jornada realizada ayer por la Autoridad Portuaria de Castellón en la que se analizaron los retos a los que se enfrenta el transporte marítimo en materia de sostenibilidad, un acto en el que participaron responsables de la Administración marítima y portuaria y directivos del sector privado.
En este sentido, Enrique Vidal, presidente del Puerto de Castellón, indicó en la inauguración de la jornada que “en 2050 habrá un tráfico marítimo mundial de 300.000 millones de toneladas, el 90 por ciento del comercio mundial, lo que nos compromete un poco más por todo el tema de la sostenibilidad ambiental”. Entre los retos a los que se enfrenta el sector, Vidal destacó las emisiones contaminantes, el uso de combustibles alternativos, la digitalización y el esfuerzo inversor para adaptar el sector, a lo que añadió la suerte que tiene España de tener un potencial de energía eólica y solar importante “que tenemos que ver cómo podemos aplicar”.
En la jornada, Benito Núñez, director general de Marina Mercante, pasó revista a la nueva estrategia de la Organización Marítima Mundial iniciada en 2018 y recientemente revisada, avanzando que los objetivos son muy ambiciosos ya que “si uno coge los 95.000 buques dedicados al transporte marítimo internacional y les exige una reducción del 40 por ciento de sus emisiones en 2030 es un objetivo complicado de hacer”. Núñez añadió que “si se reduce la velocidad de un buque 2 o 3 nudos puede aminorar las emisiones un 5 o un 10 por ciento, pero reducirlo un 40 por ciento es una burrada que va a exigir inversiones de todo tipo y suministro de combustibles bajos o neutros, así como la electrificación en los puertos”.
El director general de Marina Mercante alertó que “vamos tarde con las medidas” que serán aplicadas por la OMI a partir de 2025, “por lo que la industria solo va a tener cinco años para rebajar las emisiones en un 40 por ciento”.
Por último, Núñez mostró su preocupación por el “alto grado de incertidumbre tecnológica” para conocer cuál será el combustible marítimo del futuro. Indicó que “en una fase inicial van a tener que convivir el suministro de dos o tres opciones por puertos, porque hay una gama muy amplia, como el Gas Natural Licuado, el amoniaco verde o el metanol”.
Desde el lado administrativo portuario intervino Manuel Arana, director de Planificación y Desarrollo de Puertos del Estado, explicando las metas que quiere lograr el organismo en clave medioambiental. Indicó que las autoridades portuarias deberán reducir un 30 por ciento su consumo de energía eléctrica, reducir un 70 por ciento su huella de carbono y un 50 por ciento la de los operadores portuarios, con el propósito de que un 50 por ciento de la energía proceda de autoconsumo renovable o de combustibles alternativos neutros en carbono en 2030.
Planta de hidrógeno de BP en Castellón
Del lado de los suministradores energéticos, Vicente Mut, director financiero de BP Castellón, presentó la futura planta de hidrógeno verde que construirá la multinacional junto al puerto. El proyecto, bajo una inversión de 2.000 millones de euros, permitirá facilitar la transición del gas natural al hidrógeno a la industria cerámica de la provincia. Junto a ello, BP planea producir 500.000 toneladas anuales de biocombustibles en Castellón “para avanzar en la descarbonización del transporte marítimo y aéreo”.