La compañía de Wolfsburg podrá así continuar la integración de MAN y Scania que alumbrará el primer grupo automovilístico.
Tras haber echado el freno a Ferdinand Piëch antes del verano, la Comisaría de la Competencia que dirige Joaquín Almunia parece haber despachado ahora el asunto de la integración de MAN y Scania con tanta celeridad como ingenuidad, dando luz verde a la creación del mayor grupo automovilístico del mundo en el año 2018
La Comisión Europea ha dado luz verde a Volkswagen para que prosiga con sus planes de conseguir un mayor control de MAN, el también germano fabricante de vehículos industriales, del que en estos momentos posee el 54 por ciento del capital y el 56 por ciento de los derechos de voto en el consejo. VW lleva años tratando de integrar como sea el fabricante sueco Scania, del que también controla el 72 por ciento de los votos en el consejo, con MAN. Hecho esto y contando ya en este momento con las fábricas de turismos de VW, Skoda (República Checa) y Seat (España), Ferdinand Piëch, presidente del consejo del grupo VW, tendría ya encarrilado su proyecto de haber formado en 2018 el mayor grupo automovilístico del mundo.
A finales de mayo último, y forzada porque había rebasado en 47 centésimas el 30 por ciento de los derechos de voto en esta última, con lo que la normativa mercantil germana obligaba a los de Wolfsburg a realizar una OPA sobre el resto de las acciones no controladas, VW lanzó una OPA sobre el casi 70 por ciento de las acciones del grupo MAN que aún no controlaba, tasando en 95 euros la acción ordinaria y en 60 la preferente, lo que daba a MAN un valor de 13.760 millones. Para sorpresa de los medios financieros europeos, la OPA tuvo un éxito inesperado y la compañía de Wolfsburg se encontró sin quererlo con el 53,7 por ciento del capital de la de Múnich, lo que le suponía contar con un 55,9 por ciento de los votos en el consejo de esta última.
De aquella manera, Ferdinand Piëch se encontró también con que su OPA iba a obligarle a desembolsar más dinero del previsto. En realidad, VW había ofrecido apreciablemente menos de lo que en aquel momento se valoraban en bolsa las acciones de MAN pues no tenía el menor interés en que la OPA prosperase, pero debía cumplir con la legislación alemana. Sí necesitaba disponer de una mayoría de entre el 35 y el 40 por ciento de los derechos de voto, pero eso podía haberlo conseguirlo en bolsa de manera privada. El problema es que en el tiempo transcurrido desde la formulación de la OPA hasta el instante de su ejecución, las acciones de MAN habían bajado por debajo de la oferta de VW, por lo que muchos inversores aprovecharon para desprenderse de ellas.
Joaquín Almunia, comisario europeo de la Competencia, que había echado el freno a Piëch a comienzos del verano, cuando éste pretendía nombrar cinco miembros de su cuerda en el consejo de MAN sin haber recibido aún el visto bueno de Europa a la toma de control de MAN por VW y a su futura integración con Scania, ha dado ahora luz verde al asunto, “recordando” que, en realidad, la UE ya había autorizado la fusión de MAN y Scania en 2006, cuando Hakan Samuelsson, entonces presidente ejecutivo de MAN, lanzó una OPA hostil sobre el constructor sueco y que la mayoría de los competidores de MAN y Scania no han apreciado cambios sustanciales desde entonces en el mercado de vehículos industriales.
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