La pelota está ahora en el tejado de los Estados miembro, que deben elaborar los proyectos concretos para ser cofinanciados.
La Comisión Europea ha presentado los nueve corredores para pasar del mosaico de transportes a una Europa en red, conectando el viejo continente por los cuatro puntos cardinales. Bruselas ha hecho el trabajo. Ahora, toca el turno a los Estados miembro de elaborar los proyectos concretos, ha recordado el comisario de Transportes
La Comisión Europea ha presentado en sociedad los nueve grandes corredores de la Red Transeuropea de Transporte (RTEN-T) con los que el Ejecutivo comunitario pretende pasar del mosaico de transportes actual a una Europa en red. Dos de ellos pasan por España, por el Mediterráneo y por el Atlántico. Se trata de la primera vez que se establece una red central de transportes basada en nueve grandes corredores: dos norte-sur, tres esteoeste y cuatro corredores diagonales, destaca la Comisión Europea.
Esta red central, que deberá quedar completada antes de que finalice 2030, “transformará las conexiones este-oeste, eliminará estrangulamientos, mejorará las infraestructuras y racionalizará en toda la Unión Europea las operaciones transfronterizas de transporte tanto para los viajeros como para las empresas”. Además, la red “mejorará las conexiones entre los diferentes modos de transporte y contribuirá a la consecución de los objetivos que se ha fijado la Unión Europea en la lucha contra el cambio climático”.
Los fondos destinados para la Europa en red, que servirán para cofinanciar los proyectos, ascienden a 26.000 millones de euros entre 2014 y 2020. Hasta aquí los nueve mapas sobre el papel. Para que salten a la realidad, primero tendrán que recibir el visto bueno final del Parlamento Europeo.
Y segundo, y nada baladí, “el plan está preparado y ahora toca a los Estados miembro preparar los proyectos concretos y hacer el trabajo”, señaló el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Transporte, Siim Kallas, en el acto de presentación de los nueve mapas.
A partir del 1 de enero del próximo año, el dinero para las infraestructuras estará disponible, aunque hasta la primavera no se abrirá el proceso de licitación para que los países presenten las obras concretas a cofinanciar con fondos europeos, y la Comisión no tomará una decisión hasta “finales del verano o principios de otoño”.