La empresa de transporte internacional Calsina Carré está logrando mitigar el impacto de la crisis al apostar por diversificar su cartera de clientes, que estaba concentrada en el sector de la automoción. “Hace dos años que veíamos venir lo que ha pasado y tomamos medidas para diversificar nuestra cartera de clientes y hacer contratos temporales que, con la situación actual, no hemos renovado”, señaló Ramón Carré, consejero delegado de la empresa familiar, cuya sede central está ubicada en Pont de Molins (Gerona).
Si en 2007 el 70 por ciento del negocio de la empresa lo aportaba el sector de la automoción, “ahora estamos entre el 40 y el 45 por ciento”. Calsina Carré, que hace tanto cargas completas como grupaje, ha ampliado su cartera de clientes, básicamente, a la industria química, de los plásticos y al sector de la línea blanca. La compañía amplió en 2008 su presencia internacional con plataformas propias en Túnez y París, que se suman a la que ya tenía en Tánger.
La estrategia de Calsina Carré pasa por continuar creciendo en el exterior, “especialmente en el norte de África e intentar ir sustituyendo la red de corresponsables por personal propio”, añadió Ramón Carré. Calsina Carré, creada en el año 1971, está especializada en el transporte internacional con origen y destino en Cataluña. El tráfico internacional supone el 85 por ciento de su actividad. “Queremos también que tenga más peso el transporte nacional a medio plazo”. Además de almacenes en Cataluña, tiene instalaciones en Ávila.
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