La patronal gastará 2 millones en reformar su sede, una inversión que empresarios tachan de ‘despilfarro’ y de ‘auténtico disparate’.
CETM tira la casa por la ventana en plena crisis del sector del transporte por carretera. La patronal que preside Marcos Montero se gastará casi 2 millones (unos 300 millones de las antiguas pesetas) en la rehabilitación de su sede de Madrid, inaugurada hace sólo ocho años. Empresarios del sector tachan de “despilfarro” este desembolso
CETM ha decidido tirar la casa por la ventana en plena crisis del transporte de mercancías por carretera. La patronal que preside Marcos Montero se gastará casi 2 millones de euros (unos 300 millones de las antiguas pesetas), en la reforma integral de su sede central, ubicada en la calle López de Hoyos de Madrid, que inauguró en diciembre del año 1997, según señalaron a este periódico fuentes solventes conocedoras de la operación. La noticia, que ya ha trascendido al sector a pesar de la discreción con la que la patronal ha intentado llevar este asunto, ha caído como un jarro de agua fría, incluso entre las propias organizaciones integradas en el seno de CETM, sobre todo teniendo en cuenta la “grave situación” por la que atraviesa en estos momentos el sector.
Y es que la imparable subida del precio del gasóleo, que se sitúa en máximos históricos, y la dificultad para repercutir el incremento de los costes a sus clientes han colocado a los transportistas contra las cuerdas. Fuentes de la patronal, por su parte, señalaron a este periódico que la inversión en el edificio “es un paso adelante para la dignificación del sector”. La patronal considera que “si verdaderamente CETM quiere liderar la representatividad del sector es necesario ofrecer una buena imagen y eso empieza por arreglar la propia casa”, por lo que ha decidido aprovechar los arreglos puntuales que requería el edificio para acometer una reforma total y “hacer la sede más funcional y operativa”. Sin embargo, dentro de la propia patronal, hay voces críticas con esta actuación y con el discurso oficial que defiende la misma.
“Sí sabíamos que hace un año se había aprobado la remodelación interior del edificio para poder acoger a toda la plantilla por un importe de un millón de euros. Pero es la primera noticia que tengo de que la rehabilitación es integral y que nos vamos a gastar dos millones de euros. Este gasto me parece realmente exagerado y fuera de lugar, más teniendo en cuenta la que está cayendo en el sector. Tampoco nos han dicho cómo se va a financiar y quién los va a pagar”, señalan otros responsables de la patronal.
A más a más, el desembolso que va a realizar CETM también choca frontalmente con lo que predican sus principales órganos de difusión, caso de la revista de su afiliada murciana Froet, donde, en su editorial de diciembre de 2007, se puede leer lo siguiente: “El transporte por carretera no logra superar una especie de crisis permanente” o “las asociaciones (…) deben trabajar, sin escatimar esfuerzos, por contribuir a la formación del propio empresario, directivos y trabajadores de las empresas. Deben actuar como elemento aglutinador y promotor de acciones dirigidas a mejorar la actividad del transporte por carretera”.
‘Auténtico disparate’ Igualmente, empresarios del sector consultados por este periódico, que han preferido mantenerse en el anonimato, consideran que “es un despilfarro” y un “auténtico disparate” destinar tal cantidad de dinero a rehabilitar un edificio que “sólo necesita un mantenimiento, como todas las instalaciones”. La sede costó en su día más de 2 millones (unos 350 millones de las antiguas pesetas).
Las mismas fuentes apuntan que la patronal debería haber destinado el dinero a la puesta en marcha de acciones que hubieran tenido realmente una repercusión directa entre sus afiliados, sobre todo “en plena crisis sectorial” y con un gasóleo que continúa al alza. Hay que tener en cuenta que la situación por la que atraviesa el sector no es muy diferente a la de finales de 2005, cuando CETM convocó un paro patronal en el que logró arrancar al Gobierno una batería de medidas que, dos años y tres meses después, se ha podido comprobar que sólo eran ‘pan para hoy y hambre para mañana’.