El destino de los mercados logísticos no solo depende de la economía global, sino que son perfectamente capaces de dañarse a sí mismos de forma individual. Li Shenglin, ministro de Transportes chino, ha afirmado recientemente que pretende retomar el control de la construcción naval.
Con motivo de una conferencia en Hainan, Shenglin afirmó que “el estado actual del mercado es peor que el del año pasado”, por lo que el Estado chino buscará “guiar la llegada apropiada” de barcos nuevos a los mercados del contenedor y el granel. Las palabras de Shenglin reflejan el mal momento que atraviesan los constructores y las navieras chinas, golpeados por la caída de los fletes en los mercados señalados.
Los constructores han entrado en el segmento de los buques pequeños en los últimos años, inundando el mar con barcos que a menudo eran financiados por bancos estatales chinos. Pero los navieros están hoy más interesados por los barcos grandes que fabrican los astilleros coreanosy las navieras chinas como COSCO y China Shipping afrontan un periodo de pérdidas. Estas compañías han mantenido una política de crecimiento muy agresiva en años pasados, pero aún carecen de las economías de escala de los líderes del negocio.