La necesidad de disponer de un aire más limpio con ocasión de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, llevó a China a establecer unas normas sobre control de emisiones más exigentes que las que hasta entonces se hallaban en vigor. Fue así como se inició la introducción de lo que en China se conoce como Fase 4 para los vehículos ligeros y Fase 3 para los vehículos pesados. Pero, según Frost & Sullivan, la consultora norteamericana, las nuevas normas han incidido de manera notable en la industria fabricante de vehículos.
Los constructores chinos que han establecido en estos años pasados sociedades conjuntas con los constructores occidentales se han adaptado bien a los cambios, pero no ha ocurrido lo mismo con aquellos otros constructores que permanecieron por así decirlo aislados del saber occidental. Estos últimos tropiezan con graves problemas para desarrollar productos conformes a las nuevas medidas sobre limitación de emisiones y es probable que se vean obligados a establecer alianzas o acuerdos con competidores chinos que sí tienen acuerdos de colaboración con fabricantes occidentales o con estos mismos.
Sin embargo, hay expertos que creen que el avance de la normativa en cuestión puede tropezar en China con la falta de una infraestructura de posventa suficientemente capacitada. De hecho, en estos momentos, podrían enviarse desde Europa a China millares de camiones conformes a las normas Euro 4 e incluso Euro 5 con un par de años de uso y una larga vida por delante. Pero el problema es que muchos de ellos llevan cajas de cambios automatizadas cuyo mantenimiento escapa al nivel técnico del taller medio en mercados como el chino y los transportistas que operan en estos mercados prefieren por ello cajas de cambios manuales clásicas.