Mientras los ayuntamientos se afanan en reducir emisiones, las empresas de logística luchan por sobrevivir en un entramado de normativas que cambian de barrio en barrio.
Las ciudades se han embarcado en una cruzada para salvar el planeta, declarando la guerra a los coches más contaminantes con medidas como la implantación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Sin embargo, la ilusión de calles sin vehículos choca con la última milla: un caótico desfile de furgonetas de reparto bailando al ritmo del ecommerce, que parece no tener techo. Los datos son demoledores. En el segundo trimestre de 2024, se registraron en España más de 422 millones de transacciones, un 13,7 por ciento más, según el último informe de la CNMC.
La paradoja es evidente: sacar a los coches privados de la ecuación, llenando las aceras de vehículos de reparto. ¿Ciudades sin humo y, al mismo tiempo, almacenes sobre ruedas? Parece que alguien olvidó que el verde no es solo un color, sino una estrategia coherente.
Mientras los ayuntamientos se afanan en reducir emisiones, accediendo así a las jugosas ayudas del Ministerio de Transportes, las empresas de logística luchan por sobrevivir en un entramado de normativas que cambian de barrio en barrio. Lo que es legal en una ZBE se convierte en multa al cruzar la esquina. Y mientras tanto, el comercio electrónico crece, las entregas fallidas se multiplican y los problemas se acumulan en las aceras.
La solución es complicada, pero no se puede empezar la casa por el tejado. Lo primero que urge es armonizar criterios. No se puede seguir improvisando normativas que desconciertan más que una rotonda en hora punta. En segundo lugar, potenciar los microhubs. Concentrar repartos en zonas específicas y optimizar las rutas no es ciencia ficción, es sentido común. Y, por último, y quizás lo más complicado, se impone un cambio de mentalidad en los consumidores. No todos los paquetes tienen que llegar a casa. Los centros de recogida pueden ser claves para evitar el absurdo de una furgoneta entregando un paquete en cada puerta… para que el destinatario igual ni esté.
El futuro de las ciudades limpias y sostenibles exige algo más que medidas aisladas. Se necesita un enfoque integral que permita compaginar las ciudades sin humo y la actividad logística, esencial para el desarrollo de la economía, sin que una caravana de entregas haga olvidar por qué arrancó la cruzada de las ciudades verdes.