La llegada de tiempos difíciles ha hecho poner sobre el tapete la necesidad de llevar a la realidad todas las prácticas de excelencia que se recitaban a modo de plegarias hace unos años. Los criterios de búsqueda de sinergias y optimización de costes deben ser siempre una máxima en la gestión de la cadena de suministro. En economía, como en la vida, ralentizar la toma de decisiones oportunas acaba saliendo caro
En un congreso de directivos de Compras, tuve ocasión de escuchar a un responsable de Servicios Generales para España en uno de los grandes representantes de la Moderna Distribución con actividad en nuestro país. Habló con sinceridad y valentía, reconociendo que “durante la época de bonanza cada filial realizaba sus compras por libre”. La llegada de tiempos difíciles ha hecho poner sobre el tapete la necesidad de llevar a la realidad todas las prácticas de excelencia que se recitaban a modo de plegarias hace unos años. Esa multinacional había comenzado un proceso de diagnóstico de las compras, llegando a conclusiones sorprendentes.
En un primer momento, pensó que la clave para reducir el coste total de esta partida en el presupuesto total de la empresa radicaba en conseguir una integración de todas las compras de productos en mercados emergentes. Sin embargo, el análisis de todas las partidas dio lugar a una conclusión inesperada: la verdadera oportunidad estaba en la compra de servicios generales (ofimática, impresión de folletos, servicios de limpieza y mantenimiento, etc.).
La multinacional descubrió diferencias importantes en los costes entre las diferentes filiales, que variaban entre un 40 y un 70 por ciento en el mantenimiento de fotocopiadoras, impresión de folletos, servicios de limpieza…
Y precisamente, el coste más alto no estaba en los mercados, en donde se supone que hay unos niveles salariales más altos. Además, estas diferencias, según apunta el directivo en cuestión, se daban a pesar de contar con el mismo proveedor en todos los casos, pues se negociaban los contratos por separado. A todo esto, la conclusión era que se iba a comenzar un proceso de centralización de las compras, estableciéndose contratos marco con los proveedores de servicios.
Los criterios de búsqueda de sinergias y optimización de costes deben ser siempre una máxima en la gestión de la cadena de suministro. Posiblemente, si esa centralización de las compras se hubiera hecho hace ya algunos años, ahora sería el momento para tomar medidas más vanguardistas… O, simplemente, no habría sido necesario tomarlas. En economía, como en la vida, ralentizar la toma de decisiones oportunas acaba saliendo caro.