Blanco habló claro y fuerte en la reunión de Consejo de Ministros de la UE celebrada en Zaragoza los pasados 8 y 9 de junio. “En España hemos pecado de catetos al planificar de espaldas al ferrocarril de carga, fundamentalmente por las presiones de las Comunidades Autónomas”, aseguró. Suena a música celestial que un ministro reconozca ante sus colegas comunitarios que los últimos cuatro gobiernos no han sabido planificar las infraestructuras para que el país sea más competitivo y que “uno de los déficit más importantes de España corresponde al transporte ferroviario de mercancías”.
Hecha la autocrítica del ministro, que viene a ser como el diagnóstico de la enfermedad para un médico, es el momento de actuar. El sector está esperando como agua de mayo el Plan para el Impulso del Transporte de Mercancías por Ferrocarril, donde se contemplan actuaciones para acotar ese déficit que España arrastra en este capítulo. “Todo está en el plan”, Blanco dixit.
Que así sea porque podría caer el ministro en el error de otros que ocuparon su cargo de hablar de una cosa y hacer lo contrario; de seguir invirtiendo, en un momento en el que es necesario priorizar actuaciones ante los gruesos recortes en el gasto público, en líneas de AVE ruinosas, una actuación que no tendría un pase. Porque si bien hemos escuchado a Blanco decir las verdades del barquero en Zaragoza, también le oímos días antes prometer un AVE entre Ávila y Segovia, todo un despropósito con la que está cayendo. Nos queda saber qué Blanco es el verdadero. Por si acaso se olvida, este periódico le recordará los compromisos adquiridos con el sector en Zaragoza.