Debemos ser un socio “virtual” de la industria para que no tenga que preocuparse más que por producir
Es momento de reiniciar todo lo que se paró. Me refiero a nuestro país, porque el problema es general, pero la solución es individual. Cada continente/país se enfrenta a diferentes fases, en desigual espacio de tiempo. Los tres meses se multiplicarán por ¿? Sin duda, el origen del reinicio es la industria, de cualquier tipo, e inmediatamente después llegan los que formamos parte esencial de la cadena de suministro, la logística en todas sus vertientes. Con el permiso y la bendición de esos ángeles de la guarda que visten de verde y azul claro.
Nuestra contribución debiera ser directamente proporcional al peso de cada uno. Este es, en mi opinión, el orden de mayor a menor: Estado, Gobierno, Entidades de Crédito, Industria, Cadena de Suministro, Logística, Punto de Venta, Consumidor, Recaudación Impuestos. Intencionadamente queda la asociación económica que abarca a gran parte de los países de nuestro continente que sí, ciertamente nos va a ayudar, a cambio de fiscalizar esa ayuda. Fiscalización que, no considero pueda ser igual en todos los países, porque cada uno tiene una situación muy distinta.
¿Cuál es la contribución que los Logistas podemos llevar a cabo? Analizar márgenes, compartir decisiones, flexibilizar horarios adaptándolos a lo que la industria precise, tolerancia con el incumplimiento de los tiempos, aumentar la implementación con clientes, invirtiendo en la integración digital, en síntesis, pasando a ser un socio “virtual” de la industria de modo que esta no tenga que preocuparse más que por producir, comprar o vender. Esa es la posición de la logística que demanda el futuro. Los operadores debemos tratar de ser capaces de ofrecer la solvencia profesional, estructural y lo más cercana posible a la económica, de una gran corporación/multinacional como esas top cien empresas que controlan la economía del mundo en el que vivimos hoy, aunque algunas ya lo hacían siglos atrás.
Ahora bien, vender servicios, nos permite marcar una gran diferencia: dar el servicio como si fuéramos una pequeña empresa familiar en la que los clientes conocen personalmente a las personas con las que trabajan. “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos, si le faltara una gota” (Teresa de Calcuta).
Miguel Rocher
mrocher@operinter.com