Si la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) tuviese entre sus cometidos extender carnets por puntos a las empresas, Correos habría perdido ya gran parte por sus malas prácticas con respecto a sus competidores. La pública ha vuelto a ser noticia al ser castigada con una nueva multa millonaria por parte del organismo que preside Luis Berenguer. En esta ocasión han sido 4,8 millones de euros por favorecer con precios predatorios -por debajo de costes- a 33 de sus grandes clientes, todos ellos entidades financieras.
Resulta difícil explicar a los ciudadanos que una empresa pública, no sólo ha hecho de las malas prácticas para perjudicar a sus competidores privados un modus operandi, sino que, además, nos obliga a todos vía Presupuestos Generales del Estado a compensar económicamente a la pública por este trato de favor a las grandes entidades bancarias. Indignante resulta también constatar que no es nada nuevo, ya que estas prácticas están en el punto de mira de Competencia desde hace una década y que ahora lo que se ha penado es el incumplimiento reiterado de un Acuerdo de Terminación Convencional firmado en 2005 en el que los operadores privados confiaron en la buena fe de Correos para detener su mala praxis.
Correos va a recurrir, como ya hizo con la anterior multa millonaria de Competencia de 2004, en ese caso por otra práctica similar, el abuso de posición dominante, aunque en aquella ocasión sólo le sirviera para que el Supremo redujera el importe de la sanción de 15 a 8,14 millones de euros. ¿Se pondrá algún día fin a este disparate?
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