El operador postal público tiene previsto destinar 7,13 millones de euros a la adquisición de 201 unidades para el reparto capilar que vendrán a sustituir a vehículos diésel.
Correos ultima la adjudicación de un contrato para la adquisición de 201 unidades de furgonetas eléctricas de 4 metros cúbicos de volumen útil. La pública destinará una inversión de 7,13 millones de euros para incorporar estos vehículos que remplazarán a otras tantas unidades propulsadas por diésel.
El contrato contempla también un precio de recompra mínimo para las unidades diésel, cuyo paquete integran 182 furgonetas Renault Kangoo, 9 Fiat Scudo y 10 Citroën Nemo.
El pliego del concurso reconoce que en torno a la mitad de las citadas furgonetas diésel tendrán que ser destinadas al desguace.
Las furgonetas eléctricas que incorporará Correos serán destinadas al reparto urbano de grandes núcleos de población de Aragón, Canarias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Galicia, Baleares, Navarra, Asturias y Comunidad Valenciana.
Correos ya incorporó unidades ecológicas a su flota de reparto el pasado año, como adelantó este periódico. En concreto, el operador postal público invirtió 1,22 millones de euros en la compra de 35 furgonetas eléctricas similares a las ahora licitadas, así como otras dos furgonetas de 4 metros cúbicos y tres de 12 metros cúbicos de capacidad propulsadas por gas natural comprimido (GNC).
La flota de Correos está integrada por más de 13.000 vehículos de reparto, de los que la mayor parte son furgonetas de pequeño tamaño, además de motocicletas. Por su parte, el transporte de larga distancia y rutas regulares es subcontratado por la compañía, que adjudica los servicios a distintas empresas mediante concurso público.
Las furgonetas eléctricas se han convertido en una clara apuesta por parte de la mayor parte de los operadores postales y de paquetería, tras la aprobación hace dos años por parte de la Unión Europea de la posibilidad de conducir este tipo de vehículos con el permiso de conducción B, como adelantó este periódico. Hasta entonces, la problemática para incorporar estos vehículos venía dada por el peso adicional que implica la implantación de un tren motriz eléctrico en una furgoneta diésel tipo de 3,5 toneladas de MMA, lo que le lleva a alcanzar las 4,25 toneladas.