Los empresarios de transporte de mercancías por carretera tienen un serio problema de representación. No sólo ya por la ensalada de siglas, casi tantas como transportistas, sino por la lucha de egos de la mayoría de sus dirigentes, que se han aprovechado de la falta de implicación de la masa social para convertir las organizaciones sectoriales en sus cortijos. Y es que los transportistas no ven la necesidad de defender sus intereses cuando las cosas van rodadas, mientras que en la época de vacas flacas bastantes problemas tienen con intentar salvarse de la quema.
Un último ejemplo de estas guerras intestinas para acaparar mayores cuotas de protagonismo se ha vuelto a vivir en el seno de Conetrans, buque insignia de la gran patronal CETM. La asociación que preside Ovidio de la Roza afronta la enésima crisis interna tras estallar la Federación de transporte de Castilla y León (Fetracal), cuya unidad pende de un hilo. La chispa detonante fue la elección del presidente de Fetracal, Miguel Ángel González, como vicepresidente de Conetrans en detrimento del presidente de la patronal guipuzcoana Guitrans, Ignacio Cepeda, que, según la versión de varias territoriales de Castilla y León, era el candidato al que apoyaban.
Y ya está el lío armado e, incluso, no se descarta la posibilidad de crear una nueva asociación paralela, como si no hubiesen ya suficientes… Y así no se va a ningún sitio. Es muy probable que el sector se encuentre en esta situación porque se lo ha buscado. Pero nunca es tarde para enmendar el rumbo. Los empresarios deberían implicarse más y acudir a las reuniones para defender sus intereses, en lugar de delegar en secretarios y tecnócratas, que no se juegan su dinero y a la hora de negociar lo mismo les da ‘arre que so’. El transporte tiene más intereses en común que diferencias y urge cambiar el modelo asociativo y la conformación de un frente común si de verdad se quiere hacer llegar a la Administración la voz del sector.