La patronal catalana Cetcat, que preside Ramón Prujà, está dispuesta a mantener un pulso con la CETM de Marcos Montero y Ovidio de La Roza. El mensaje que trasladará Prujà, en representación de las juntas directivas de las cinco organizaciones empresariales que participan en la confederación catalana, es muy sencillo: La CETM, la madre de las patronales del sector en España, tiene que cambiar su manera de relacionarse con el Ministerio de Fomento y el resto de la Administración.
En román paladino, abandonar la actitud de seguidismo con los poderes públicos para una mejor defensa de los intereses de las empresas de transporte y de los autónomos. Pueden los primeros espadas de la CETM caer en el error de interpretar que la resolución de la Cetcat es un ataque personal que exige llamar a arrebato para conjurar el supuesto peligro. Se equivocarán si hacen esta lectura y se dejan llevar o bien por el victimismo o bien por el clásico “o conmigo o contra mí”.
El objetivo de la catalana no es otro que abrir un debate de calado, pero sosegado y tranquilo, sin aspavientos, en el seno de Conetrans y CETM, sabedora de que es probable que no esté sola en su defensa de que la patronal de Montero y de La Roza tiene que variar el rumbo.
Hay, además de la Cetcat, otras voces que tampoco comparten las maneras complacientes de la patronal a la hora de relacionarse con Fomento. La organización de Prujà tiene claro que si no se abre el debate interno, la Cetcat abandonará el paraguas de Conetrans y CETM y comenzará la marcha en solitario, sin descartar solicitar su entrada en el Comité Nacional de Transporte por Carretera.
Es de esperar que no se llegue a este punto. Un divorcio siempre es dramático y doloroso, como fue la salida de Astic hace más de tres años, que abandonó la casa común por idénticas razones que ahora plantea la Cetcat. Si se abre paso al debate y la autocrítica, la CETM y el sector saldrán reforzados. Si hay cisma, el sector habrá perdido.