La naviera alemana tiene fondos para trabajar hasta noviembre y dependerá de una garantía del Gobierno para poder sobrevivir.
La crisis ha parado en seco la carrera del ferrocarril alemán, que tendrá que hacer frente a una reestructuración. Por su parte, la naviera Hapag Lloyd ha conseguido que sus accionistas aporten 420 millones de euros “in extremis”. Pero tendrá que conseguir un crédito bancario de 1.200 millones de euros si quiere sobrevivir
La crisis económica ha puesto fin a una larga racha de años de crecimiento para el ferrocarril alemán (Deutsche Bahn). Por ello, la nueva presidenta ejecutiva del grupo alemán, Rüdiger Grube, ha anunciado una fase de “concentración y reestructuración” con el objetivo de recuperar los índices de progresión de volúmenes de transporte y cifras de negocio. Según publica el diario belga ‘Le Lloyd’, en el primer semestre del año, el ferrocarril alemán ha visto como su cifra de negocios caía de los 16.600 millones de euros del mismo periodo del año pasado a 14.300 millones.
El EBIT también perdió un 52,6 por ciento, quedando en 671 millones de euros. El volumen de mercancías ha retrocedido en 51,5 millones de toneladas, es decir, un 26,8 por ciento menos que en el primer semestre de 2008. En toneladas por kilómetro, el tráfico ascendió a 44.300 millones de tm/km (-25,3 por ciento). Las unidades de negocio de transporte internacional y logística también registran recortes importantes. El número de envíos en transporte terrestre europea retrocede un 7,9 por ciento, mientras que la carga aérea desciende un 27,5 por ciento (456.300 toneladas).
Finalmente, el transporte marítimo reculó un 10 por ciento (650.100 TEUs). Las cifras de negocios de las unidades de transporte ferroviario y logística caen un 26,3 y un 24,8 por ciento, respectivamente. Deutsche Bahn emplea actualmente a 237.000 trabajadores, 4.000 menos que hace un año; y su deuda ha pasado de 622 millones a 15.300 millones de euros. Pero DB no es la única empresa alemana con problemas. Los dos accionistas principales de la naviera alemana Hapag-Lloyd, el grupo turístico TUI y el conglomerado Albert Ballin (liderado por el presidente de Kuehne+Nagel, Klaus Michael Kuhne) han alcanzado un acuerdo para aportar 420 millones de euros en partes proporcionales a su participación para el plan de salvamento de la compañía. Con esta aportación, la compañía germana obtendrá a su vez una garantía del Gobierno alemán para obtener 1.200 millones de euros en préstamos de un consorcio bancario.
Al parecer, el patrón de K+N condicionó su participación en el proyecto a que TUI no vería reembolsada su aportación en el caso de que Hapag-Lloyd obtuviera el respaldo gubernamental para obtener el préstamo bancario. En total, la deuda de Hapag Lloyd con TUI asciende a 1.400 millones de euros. Sin embargo, el respaldo del ejecutivo germano es en teoría una ayuda pública, por lo que el proyecto deberá pasar por la mesa de la Comisión antes de ser aprobado. Y no está claro que consiga la luz verde de Bruselas, ya que cualquier naviera europea podría denunciar el plan por distorsionar el mercado.
Con los fondos aportados por los accionistas, Hapag Lloyd podrá sobrevivir hasta octubre o noviembre, por lo que el tiempo aprieta para un armador que ya ha registrado pérdidas por 435 millones de euros en el primer semestre. Entre enero y junio, todas las rutas de la naviera han perdido volúmenes. El ingreso medio por TEU ha caído un 25 por ciento (1.182 dólares), y el volumen total transportado retrocedió un 17 por ciento.