La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), que preside Marcos Montero, ha decidido llevarse la mano al bolsillo y gastarse casi dos millones de euros, es decir, 300 millones de las antiguas pesetas, en la rehabilitación de su sede madrileña, que fue inaugurada hace ocho años.
Vaya por delante que la patronal es muy libre de hacer con su dinero lo que le dé la real gana. Sólo tiene que responder ante sus asociados, que son las empresas y los autónomos. Y es este último punto el que aquí interesa porque la decisión de gastarse dos millones de euros en poner bonita la casa común no ha dejado indiferente a los afiliados de la patronal.
A nadie se le escapa que el sector de la carretera vive una crisis estructural, que ahora se deja sentir más en carne viva con el brutal aumento del precio del combustible y la recesión económica del país.
La CETM, al alimón con Fomento, parece estar empecinada en negar la evidencia. Sin embargo, no le puede poner puertas al campo y ya se puede leer en los órganos de difusión de algunas de sus afiliadas que “el transporte por carretera no logra superar una especie de estado de crisis permanente”.
Con este telón de fondo, resulta muy difícil imaginar, si no imposible, cómo va a explicar la CETM a sus federadas y a sus asociados que se ha metido en un gasto de casi dos millones de euros.
Este periódico ha podido comprobar las reacciones de empresarios afiliados, algunos con mando en plaza, y casi todos coincidían en que, si bien el edificio necesita alguna reforma, la magna obra que se está acometiendo es un despilfarro que no tiene un pase.
Lo que tampoco tiene un pase es la versión oficial que dice que en la medida que la casa de la CETM se remoce “trasladaremos una mejor imagen del sector a la sociedad”. Eso es una tomadura de pelo de la CETM para con sus asociados, que deja ver de manera diafana la catadura moral de los prebostes de la confederación. ¿Alguien les dirá ‘basta’?