En el actual contexto de estrangulamiento financiero, los ecocombustibles son una solución ideal para que los transportistas
Los ecocombustibles son casi tan antiguos como los automóviles. Ya Rudolf Diesel utilizó aceite de cacahuete como combustible. Pero el descubrimiento de inmensos depósitos de petróleo hizo que la gasolina y el diésel fuesen mucho más baratos durante décadas, lo que relegó a un segundo plano a esa fuente de energía. Ahora, la subida del petróleo y la preocupación por la salud de nuestro planeta han devuelto el interés por los combustibles fabricados con materias primas alternativas, los cuales convierten al vehículo que los usa en “neutro” en emisiones de CO2.
Para los camiones, la aviación o los buques, que no cuentan con alternativas reales a la vista, estos combustibles de bajas o nulas emisiones netas de CO2 representan una alternativa tangible para avanzar en la transición energética con un coste competitivo que, en nuestro caso, nos permita seguir siendo la “sangre” que mantiene en funcionamiento la economía moderna. Al menos es una alternativa que merece no ser descartada de entrada.
Estos carburantes “verdes”, compatibles con el parque actual y las infraestructuras existentes; aumentan nuestra independencia energética al fomentar el uso de materias primas que se producen en nuestro país; y tienen un papel fundamental para mantener el empleo e impulsar la actividad económica, particularmente en el mundo rural, así como la economía circular.
Junto a otras asociaciones, hemos puesto en pie la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles con el objetivo de dar a conocer esta alternativa a la sociedad y reclamar a las administraciones que promuevan estos combustibles renovables a lo largo de toda la cadena de valor como una vía más para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. En el actual contexto de estrangulamiento financiero, los ecocombustibles son una solución ideal para que los transportistas, en su proceso de descarbonización, puedan mantener el empleo y su flota sin correr enormes riesgos inversores. Esperamos que nuestros políticos, dentro y fuera de nuestras fronteras, no sigan cayendo en comportamientos dirigistas para que sean la industria y los consumidores quienes decidamos cuáles son las mejores vías para que cada sector consiga reducir sus emisiones.
Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net