La dársena catalana acumula un descenso de flujos del 24,8 por ciento en el primer semestre del año, que hubiera estado por debajo del 20 por ciento con los tráficos de Endesa.
El puerto de Tarragona ha saldado el primer semestre del año con un total de 12,70 millones de toneladas de mercancías movidas y un descenso del 24,8 por ciento de los tráficos en comparación con el mismo periodo de 2019, de acuerdo con las estadísticas de la Autoridad Portuaria, que preside Josep Maria Cruset.
Una bajada que no hubiera llegado al 20 por ciento (-18,8 por ciento) sin la caída en picado del tráfico de carbón. Y ello debido al cierre las centrales térmicas de Alcúdia (Mallorca) y Andorra (Teruel) de Endesa. El enclave ha pasado de superar los 1,5 millones de toneladas de carbón y coque de petróleo en el primer semestre de 2019 a no llegar a las 260.000 toneladas en el mismo periodo de 2020.
La caída de este tipo de flujos ha afectado a la evolución del conjunto de graneles sólidos, los que han registrado una peor evolución con un descenso del 44,1 por ciento, hasta los 2,72 millones de toneladas. Los graneles líquidos, la principal actividad de la dársena, ha saldado el semestre con un descenso del 17,5 por ciento, hasta los 9,11 millones de toneladas, mientras que la carga general ha bajado el 10,8 por ciento, con 867.092 toneladas.
El tráfico de animales vivos es uno de los pocos que ha dado alegrías a la dársena catalana, una de las dos españolas autorizadas para mover este tipo de flujos. Casi ha doblado actividad: de las 94.249 reses exportadas hasta junio de 2019, a las 170.485 de este ejercicio. Este crecimiento se debe a la apertura de tres nuevos mercados, Jordania, Arabia Saudí y Marruecos, que se suman a los tradicionales del Líbano, Libia y Argelia, entre otros..