El director general de Transporte Terrestre de Fomento, Juan Miguel Sánchez, por fin ha hecho pública la composición del Comité, cuya renovación, que se realiza cada cuatro años, ha estado marcada por el fallo judicial que confirmó un trato de favor a Fenadismer en la actualización de 2005. La fotografía del sector, pese a los movimientos asociativos de los últimos años, algunos de calado, como la eclosión de los operadores logísticos, permanece fija en el tiempo.
Tampoco en esta ocasión ha habido lugar para las sorpresas. La patronal CETM, aunque por los pelos, ha salvado de nuevo la mayoría absoluta. Es decir, Fomento ha vuelto a hacer un traje a su medida, subrayando, eso sí, su papel de notario de la realidad. Aunque con sus antecedentes… El Comité hace tiempo que está condenado a morir de inanición y ya sólo falta certificar su defunción.
Y es que el proceso de renovación está viciado de inicio. Primero, porque se trata de un órgano de transportistas y el resto de actividades van de acompañantes. Como si alguien, a estas alturas, tuviese alguna duda de que el transporte es una actividad complementaria de la logística y no al revés. Y en segundo lugar, porque se permite que una misma empresa pueda delegar su representatividad a varias organizaciones, lo que distorsiona la realidad.
Urgen cambios, pero es difícil. A la primera fuerza le va bien y a Fomento, que ha demostrado que no tiene voluntad de ventilar la casa, también. Es hora de impulsar, de una vez por todas, el papel de la CEOE para aglutinar la voz del sector, que sigue amordazada en un Comité que va camino de perder para siempre su ya escasa credibilidad.