El transporte de mercancías por carretera está en una situación límite. La desaceleración económica, la disminución notoria de la actividad, y la subida del precio del gasóleo están poniendo en peligro la viabilidad de muchas empresas. Las principales patronales integradas en el seno del Comité Nacional exigen al nuevo Ejecutivo un ‘plan de choque’ para paliar la crisis.
Entre las principales reivindicaciones, demandas tan lógicas como la modificación de la normativa de tiempos de conducción y descanso, para hacer más flexible la actividad de las empresas, la eliminación del tratamiento fiscal discriminatorio entre autónomos y personas jurídicas, la reducción de las restricciones de circulación y la modificación de la cláusula de revisión de los precios del carburante y que se establezca en una norma de rango de ley.
En definitiva, peticiones de sentido común, que no siempre es el más común de los sentido. El problema es que dentro del Comité hay otras voces, con demandas distintas. ¡Y así le va al sector! Tras cuatro años casi perdidos, las patronales reclaman reformas de urgencia. Esperemos que la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, que se presentó bien armada ante el sector, acompañada de altos cargos de Trabajo,
Economía e Interior, haya tomado buena nota y no siga aprovechando la desunión del Comité como coartada para no hacer nada. Las patronales, por su parte, harían bien en explorar nuevos caminos de interlocución para que se escuche su voz, como el que se acaba de abrir a través del Consejo Empresarial del Transporte de la CEOE. Sin una mayor unidad, el sector seguirá viaje hacia ninguna parte.
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