La medida responde a la contracción de la demanda y afecta a la fábrica belga de Gante y a las suecas de Gotemburgo y Umea.
El grupo sueco Volvo AB ha anunciado recientemente el despido de 1.400 trabajadores en Europa, para ajustar los niveles de producción al frenazo en la entrada de pedidos procedentes de Europa occidental. La medida adoptada por el constructor afectará a la fábrica belga de Gante y a las suecas de Gotemburgo, sede de la empresa, y Umea
Desde el grupo se ha subrayado la necesidad imprescindible de ajustar la capacidad de producción a unos niveles más normales, acentuada por la crisis de los mercados financieros que padece todo el planeta. Volvo AB ha iniciado las conversaciones con los representantes de los trabajadores de las fábricas afectadas, que son las de Gante en Bélgica y las suecas de Gotemburgo, sede central de la compañía, y Umea, en el norte del país. En esta última, serán despedidos 370 trabajadores cuando se recorte la capacidad de producción de la planta en abril próximo. En la fábrica de Gante serán 400 los trabajadores afectados, todos ellos con contrato temporal, al eliminarse el turno de noche a partir de diciembre de este mismo año.
Staffan Jufors, director general ejecutivo de Volvo Truck Corporation, una de las compañías fabricantes de camiones de Volvo AB, declaró que los despidos pretenden mejorar también la productividad y compensar el fuerte alza de los precios de las materias primas. “Además, para mitigar el impacto de la elevación de costes, se va a poner en marcha un programa de reducción de éstos, que hará más eficientes nuestras actividades comerciales, añadió Jufors. Aunque hace menos de 15 días, Leif Johansson, director ejecutivo del grupo Volvo, reafirmaba su convencimiento de que la previsión de ventas de camiones pesados para Europa occidental superaría en un 10 por ciento la cifra de 2007, las dificultades crecientes para conseguir créditos y el enfriamiento de la actividad económica en todo Occidente está volviendo a los transportistas mucho más conservadores, forzando que su política de renovación de vehículos se afronte ahora sobre plazos más prolongados.
De hecho, Claes Nilson, presidente de la división europea de Volvo Trucks, admitía que la cartera de pedidos de su compañía, que había llegado a acumular 18 meses de producción, se había reducido ya a sólo seis meses. “Algunos flotistas que estaban esperando aún a que sus camiones comenzasen a fabricarse nos han cancelado finalmente sus pedidos a la vista de lo rápido que se estaba deteriorando la situación económica en Europa”, añadió Nilsson. Todo ello podría conducir a una revisión urgente de las previsiones de Leif Johansson. “No sé si vamos a afrontar una recesión muy fuerte y tampoco si en Volvo se verán obligados a despedir a más personal, pero seguramente tendrán que planteárselo”, declaraba a Reuters Michael Andersson, un analista del Evli Bank de Estocolmo.