El caos del transporte ferroviario que padece Barcelona ha provocado, de manera indirecta, un efecto de mejora en la operatividad de la principal terminal de mercancías de ferrocarril en nuestro país. Así, el descenso en los tráficos en las últimas semanas entre la terminal madrileña de Abroñigal y la barcelonesa de Morrot, ha dado lugar a que se eliminen los habituales cierres en la admisión de contenedores para otros destinos de la red nacional que habían estado sufriendo los clientes de Renfe en los últimos tiempos.
El pasado mes de octubre en especial, “un mes dramático para el transporte de mercancías por ferrocarril en Abroñigal”, según apuntan fuentes del sector, estuvo plagado de cierres en la admisión de contenedores para diversas conexiones con origen en la terminal madrileña de Abroñigal. Sin embargo, tan solo unas semanas después, la situación ha mejorado mucho. Al cierre de esta edición, no se producían cierres de admisión en ninguno de los destinos de la red ferroviaria del ADIF, a excepción de la conexión con Barcelona-Morrot en la que no se admitían contenedores vacíos de retorno desde Madrid.
Fuentes solventes consultadas por este periódico manifiestan su cautela ante la mejora momentánea en la operatividad de la terminal madrileña, puesto que “la prueba de fuego se producirá en el momento en que la actual situación en Barcelona consiga regularizarse”. Las citadas fuentes apuntan a que, en la práctica, ni Adif ni Renfe han emprendido ninguna acción puntual para solventar la situación de saturación en la admisión de contenedores para varios destinos que se ha venido produciendo en Abroñigal, por lo que el descenso en el volúmen de movimientos con Barcelona parece “la única explicación razonable para que se haya producido la mencionada mejora en la operativa”, concluyen.