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El dumping social en el sector del transporte por carretera, ‘patata caliente’ de la nueva CE

Las diferencias salariales disparan la utilización de conductores procedentes de filiales creadas ad hoc en países del Este y dejan la puerta abierta a la competencia desleal.

La creación de un espacio social y económico común en Europa para erradicar el dumping en el transporte por carretera será la ‘patata caliente’ de la nueva CE. El sector advierte que las diferencias salariales disparan el uso de conductores de filiales ad hoc activadas en países de Europa del Este, dejando la puerta abierta a la competencia desleal

El eslovaco Maros Sefcovic, hombre de confianza de José Manuel Durao Barroso, ha sido el elegido para sustituir a Siim Kallas al frente de la Comisión Europea de Transportes. Los corredores prioritarios o la puesta en marcha de un plan para reducir la contaminación de los camiones son sólo algunos de los temas pendientes que están encima de la mesa del nuevo Ejecutivo que preside el luxemburgués Jean-Claude Juncker. Pero la ‘patata caliente’ será la lucha contra el dumping en el transporte por carretera, fruto de la falta de un espacio social y económico común en Europa.

“Las diferencias salariales en el sector entre los distintos países de la UE han dejado la puerta abierta a la competencia desleal en un mercado muy castigado por la crisis”. Así lo advirtieron empresarios consultados por TRANSPORTE XXI, que continúan su cruzada para avanzar hacia una política común. El sistema empleado para realizar estas “malas prácticas” es un secreto a voces.

Grandes empresas de transporte utilizan conductores de filiales abiertas ad hoc en países de Europa del Este. Dichos transportistas realizan rutas especialmente de larga distancia con origen en países como España o Francia, con unos costes de mano de obra sensiblemente inferiores a los que afectan a sus competidores en ese mercado, según denuncia el sector, que estima que la diferencia podría situarse en unos 1.800 euros mensuales por conductor.

Esta corriente, que en España se llama coloquialmente ‘rumanización del transporte’, se encuentra cada vez más extendida, lo que ha hecho saltar todas las alarmas, apuntaron los mismos interlocutores. El propio Kallas dio por seguro hace unos meses que la Comisión modificará el estatuto de la profesión de transportista y las condiciones de acceso al mercado internacional del transporte por carretera.

De hecho, hizo referencia a un informe que la Comisión entregó poco antes de las elecciones europeas sobre la situación del sector. El documento recogía la necesidad de acometer una revisión para estabilizar el funcionamiento del mercado en una zona económica teóricamente única, así como para mejorar la lucha contra el fraude. De momento, lejos de avanzar hacia la armonización del transporte por carretera, una vieja reivindicación del sector, la falta de unión entre los Estados miembros de la UE es más acusada. Varios países están promoviendo de forma unilateral medidas proteccionistas ante el incremento del cabotaje realizado por profesionales con costes salariales más bajos.

El último caso es la polémica normativa contra la competencia desleal aprobada por el Gobierno francés, en el punto de mira de la CE, que ha puesto a los transportistas españoles en pie de guerra. El país vecino, uno de los más beligerantes en la lucha contra el dumping social en el transporte por carretera, prohíbe realizar en el camión el descanso semanal normal (superior a 45 horas consecutivas), con sanciones de hasta 30.000 euros y un año de cárcel para los empresarios.

A esta medida, se puede sumar la nueva tasa implantada en Reino Unido por el uso de las carretera que sólo repercute a los transportistas extranjeros. Alemania, por su parte, estudia una medida similar y Francia acaba de aprobar un ‘peaje de tránsito’, que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2015. “Estas decisiones ponen en riesgo el mercado comunitario y suponen una clara violación del Tratado de Schengen, que debería garantizar el libre comercio entre los países miembros”, apuntaron los mismos interlocutores, que exigen a la Comisión Europea que “tome cartas en el asunto”.

AUMENTAR LA VIGILANCIA
El objetivo es claro. Avanzar hacia la armonización e intensificar la vigilancia en todos los países de la UE, con controles más homogéneos y eficaces, para poner fin a las prácticas ilegales que distorsionan la competencia. El sector, no obstante, se muestra escéptico, consciente de que “es difícil alinear los distintos intereses de los Estados miembros y más aún poner puertas al campo”, en clara alusión al desequilibrio de las condiciones laborales de los transportistas. Un proceso que no ha avanzado al mismo ritmo que la liberalización del mercado, lamentaron las mismas fuentes, que creen que “cualquier solución que se adopte llegará demasiado tarde”.

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