Consecuencia de la subida de la fiscalidad del gasóleo que consumen los transportistas.
Desde el pasado uno de enero del presente año 2012 se equiparó la fiscalidad en el consumo de carburante que soportan las empresas transportistas a la de los consumidores finales, a raíz de la aplicación de la vigente Directiva europea 2003/96 relativa a la fiscalidad sobre los productos energéticos. De esta manera, el sector se ve obligado a asumir un incremento de impuestos de 2,8 céntimos por litro de gasóleo para las más de 45.000 empresas transportistas tanto de mercancías como de viajeros que hasta la fecha percibían dicha diferencia a través de la devolución del gasóleo profesional. Por el contrario, otros sectores profesionales sí que van a poder mantener la exención total de la fiscalidad en los carburantes consumidos.
Se trata de colectivos como el de la agricultura, la pesca y la minería, así como otros sectores profesionales competidores del transporte por carretera, como son los transportes ferroviarios, marítimos y aéreos, que no tienen que abonar ninguna cantidad por impuestos derivados del carburante que consumen. Esta situación de agravio comparativo ha dado lugar a que diferentes organizaciones de transportistas, como es el caso de Fenadismer, vengan denunciando de forma continuada lo que califican de “discriminación para el sector del transporte por carretera, por cuanto no hay motivos económicos o medioambientales que justifiquen dicho trato de favor”. Mediante el citado incremento de la fiscalidad, el sector del transporte por carretera va a contribuir a las arcas del Ministerio de Hacienda, que dirige Cristóbal Montoro, con una recaudación extra que desde Fenadismer se ha cifrado en el entorno de los 250 millones de euros anuales, “lo que sin duda ayudará a reducir el déficit público que soporta el Estado español”, ironizan.
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