El anterior presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, recuperó hace tres años el Consejo del Transporte para reivindicar el carácter estratégico del sector. El objetivo era claro: aunar los intereses generales de los distintos modos para hacer llegar una voz común y postularse como interlocutor ante el Ejecutivo desde una perspectiva empresarial. Sin embargo, sólo tres años después de este paso franco en defensa del sector, este órgano consultivo corre peligro de convertirse en la crónica de una muerte anunciada si alguien no lo remedia.
El ‘estilo Marcos Montero’, presidente de CETM, acostumbrado a llevar la voz cantante allí donde aterriza, ha empezado a aflorar en el nuevo Consejo del Transporte y, bajo la consigna de ‘o conmigo o contra mí’, ha bloqueado sistemáticamente el relevo de Lorenzo Chacón como máximo mandatario de este órgano consultivo, provocando un vacío de poder. Y es que casi medio año después de la llegada de Joan Rosell a la presidencia de la CEOE, la guerra por la representatividad que se vive en el Comité Nacional ha hecho mella en el Consejo del Transporte de la gran patronal, impidiendo la elección de un hombre de consenso como presidente.
Como contrapunto a este caciquismo de CETM destaca el proyecto de Astic (transporte internacional), Lógica (operadores logísticos) y Aecaf (carga fraccionada), que intentan mantener vivo el espíritu que llevó a la recuperación de este órgano consultivo de la CEOE.
Es decir, la creación de un espacio para la representación empresarial que no cubre el Comité o lo que es lo mismo, una interlocución del sector con el Gobierno “radicalmente distinta”. Tal vez sea esta una lucha quijotesca contra unos molinos de viento, aunque, en principio, parece que cuentan con el respaldo del presidente Rosell. Por el futuro del sector estaría bien que, por una vez, ‘los de siempre’ dejasen de poner palos en las ruedas.
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