La naviera mantiene un opción para comprar 20 buques más de la misma capacidad con el astillero coreano DSME con un coste de 190 millones de dólares por unidad.
Maersk quiere espantar el fantasma de la sobrecapacidad y, de nuevo, encarga la construcción de los mayores barcos portacontenedores de la historia. Se trata de 30 unidades de 18.000 TEUs de capacidad, con dos motores gemelos, cuya productividad y eficiencia energética deben proporcionar a la naviera danesa mayor cuota de mercado
La naviera danesa Maersk ha encargado al astillero coreano DSM la construcción de diez buques, con opción de veinte más, de 18.000 TEUs de capacidad, y que serán entregados entre 2013 y 2015. Los barcos, bautizados “Triple-E” (Economía de escala, Energía y Ecología), serán los más grandes del mercado, con una eslora de 400 metros y 73 metros de altura. La naviera invertirá 190 millones de dólares por unidad. El anuncio de Maersk Line no es tanto una espectacular presentación mediática como una maniobra estratégica muy arriesgada para asegurarse el liderato del mercado del transporte marítimo de contenedores.
Los barcos Triple-E aportan un 30 por ciento más de capacidad que el buque más grande de la actual flota de Maersk, el “Emma Maersk”, de 13.000 TEUs. La decisión de firmar un compromiso para 20 buques más muestra una enorme fe por parte de la dirección de la compañía en la capacidad del mercado para absorber un volumen tan enorme. El pasado mes de enero, el director general de AP Moller Maersk, Nils Smedegaard, presentó sus pronósticos a los accionistas para el presente ejercicio en medio de un clima de optimismo sobre el largo plazo del mercado.
Esto, sólo dos años después de que el sector sufriera la mayor sacudida de la historia, y en concreto Maersk acusara las pérdidas más severas desde su fundación. Maersk no es la única compañía que mira hacia el futuro con esperanza. MSC y Evergreen, entre otras, han encargado barcos de entre 8.000 y 14.000 TEUs, lo que implica la asunción de una nueva sobrecapacidad en el mercado del contenedor, lo que precisamente fue uno de los factores desencandenantes de la crisis del transporte marítimo a principios de 2008.
El tamaño de los nuevos barcos confiere a Maersk una ventaja sobre sus competidores en términos de productividad. La naviera también espera que el original diseño con dos motores gemelos permita registrar un consumo inferior. El armador cree que con solo reducir sus costes operativos, podrá absorber una mayor cuota de mercado en las ruta entre Europa y China. La naviera confía en que, aunque el mercado del transporte marítimo de contenedores no creciera en los próximos años, sus cuotas de mercado sí progresarán gracias a la clientela que arrebataría a sus más directos competidores.
Una apuesta muy arriesgada
Maersk apuesta por la eficiencia y productividad de los “Triple-E”, pero, en logística, toda decisión tiene una factura. Un barco de más de 18.000 TEUs sólo puede operar en unas pocas rutas, y en concreto en los tráficos entre Europa y China. Según la propia Maersk, ni siquiera los puertos norteamericanos podrán recibir estos gigantes en sus dársenas y cargarlos y descargarlos a la velocidad necesaria. Por tanto, la nueva flota deMaersk será menos flexible que buques más pequeños.
Y por otro, ¿qué hará el armador si las tendencias actuales vuelven a cambiar? Después de todo, el tráfico con China tiene menos de 20 años de antigüedad. La escala de estos barcos sugiere que los armadores confian en el crecimiento y en la estructura del comercio mundial actual. Pero, si Maersk se equivoca en sus pronósticos, se está cavando una tumba más profunda que la recesión de la que acaba de emerger.