Feteia pide que se nombre a un responsable en cada uno de los puntos de inspección, para lo que no es necesaria “una especial dotación económica”, aseguró Enric Ticó.
Feteia ha pedido al Gobierno que aplique ya el Plan de Medidas para la Mejora de los Servicios de Sanidad Exterior de los PIF, que aprobó hace dos años y medio y que no ha llegado al aeropuerto de El Prat y muy parcialmente al puerto de Barcelona. El PIF del aeropuerto es un cuello de botella para captar nuevos tráficos
El Plan de Medidas para la Mejora de los Servicios de Sanidad Exterior de los Puntos de Inspección Fronterizos (PIF) duerme el sueño de los justos dos años y medio después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Y eso que es un plan del Gobierno, aprobado con una dotación presupuestaria de 7,1 millones de euros, que recoge un conjunto de medidas “prioritarias” como la ampliación de los horarios de inspección de estos servicios, más plantilla y el nombramiento de un responsable de cada uno de los puntos. Al PIF del aeropuerto de Barcelona, uno de los más necesitados, las citadas mejoras no han llegado y en cuanto al puerto, muy parcialmente.
Y todo parece indicar que no llegarán hasta que estén en marcha los dos nuevos edificios PIF del aeropuerto y del puerto. En el primer caso, todavía no hay ni proyecto y respecto al PIF del puerto, que se ubicará en la ZAL-Prat, el proyecto ejecutivo está pendiente del visto bueno de Bruselas. Feteia ha reclamado por escrito al Ministerio de Administraciones Públicas y al de Fomento que se ponga en marcha el plan de mejoras. “Si el Gobierno no cumple sus propios compromisos, cómo insta a que los cumplan otros”, se pregunta Enric Ticó, presidente de la federación de transitarios.
El problema “es de voluntad política ya que el nombramiento de un responsable de cada uno de los puntos supondría ya una mejora considerable y no requiere una especial dotación económica”. La situación es especialmente penosa para determinada carga, como los productos perecederos, en el aeropuerto de Barcelona. Independientemente de que el horario es más amplio en Barajas, “en este aeropuerto la carga llega y va directamente al PIF. En Barcelona, primero pasa por el almacén, después va al PIF, pero si éste está muy lleno, tenemos que esperar a que los inspectores vengan al almacén”, aseguró Pere Bofarull, de la compañía TLD, que trabaja con animales vivos.
El cuello de botella en el que se convierte el PIF provoca “que no captemos nuevos tráficos, supone un freno al crecimiento del negocio”, añadió Bofarull. Coincide Antonio Manzano, de Frimercat, operador logístico de servicios en frío. “Nuestros clientes vienen a Barcelona porque no tienen más alternativas”. Los escasos medios de los servicios de inspección “ni facilita que captemos más clientes ni que aumente el volumen de carga de los que ya tenemos”, aseguró Manzano. Para Toni Ferreres, de Kühne&Nagel, “sólo se aprecia una mejora del PIF cuando baja el volumen de trabajo, lo que está pasando ahora”. A pesar de intentarlo, este periódico no obtuvo respuesta a las llamadas a la Administración competente.