Para sorpresa de los medios financieros europeos, la OPA de Volkswagen sobre la también germana MAN ha tenido un inesperado éxito y la compañía de Wolfsburg se ha hecho con el 53,7 por ciento del capital de la de Múnich, lo que le supone contar con un 55,9 por ciento de los votos en el consejo de esta última. De esta manera, Ferdinand Piëch, promotor de la consolidación de los intereses de MAN y la sueca Scania en vehículos industriales, para la que esa mayoría de votos era vital, se ha encontrado por una parte con un éxito inesperado y por otra con que la OPA puede haberle obligado a soltar más dinero del previsto.
En efecto, la OPA tasaba en 95 euros la acción ordinaria y en 60 la preferente, lo que situaba el valor de MAN en 13.760 millones de euros, y venía forzada por que VW había rebasado en 47 centésimas el 30 por ciento de los derechos de voto en esta última, y la normativa mercantil germana obliga entonces a realizar una OPA por la totalidad del capital restante. En realidad, VW había ofrecido apreciablemente menos de lo que en aquel momento se valoraban en bolsa las acciones de MAN pues no tenía el menor interés en que la OPA prosperase, pero debía cumplir con la legislación alemana. Sí necesitaba disponer de una mayoría de entre el 35 y el 40 por ciento de los derechos de voto, pero eso podía conseguirlo en bolsa de manera privada.
El problema es que en el tiempo transcurrido desde la formulación de la OPA hasta su ejecución, las acciones de MAN han bajado por debajo de la oferta de VW, por lo que muchos inversores han aprovechado para desprenderse de ellas al precio ofrecido por esta última. Aunque los de Wolfsburg cuentan con unas reservas de efectivo valoradas en 19.000 millones, es seguro que Piëch habría preferido que éstas no se vieran más mermadas de lo previsto para poder dedicar esos recursos a sus planes de expansión en EEUU y China, donde tiene planeado abrir varias fábricas.