El sindicato decide vetar su entrada a las asambleas por tener una sociedad mercantil dedicada al asesoramiento empresarial.
Julián García González, histórico sindicalista de la estiba, ha sido expulsado de la Organización de Estibadores Portuarios del puerto de Barcelona, perteneciente a Coordinadora, por “tener una mercantil dedicada al asesoramiento empresarial”. El sindicato cree que hay un ‘conflicto de intereses’ para que García acuda a sus asambleas
Julián García González, histórico dirigente de la estiba española, ha sido expulsado de la Organización de Estibadores Portuarios de Barcelona (OEPB), perteneciente al sindicato Coordinadora. La decisión, ratificada en asamblea por unanimidad el pasado 8 de febrero, ha causado ‘revuelo’ en los muelles. La ‘expulsión’ de García, jubilado desde el año 2005, es consecuencia de una medida aprobada por la asamblea general de la OEPB que adoptó la decisión de que “los estibadores jubilados con participación en empresas privadas relacionadas con actividades del puerto de Barcelona no podrán asistir a las asambleas” de esta organización.
Los responsables de la OEPB consideran que hay un ‘conflicto de intereses’ entre las decisiones e información que se plantean y debaten en las asambleas de la organización y la actividad de los estibadores jubilados que han abierto empresas o se dedican a colaborar con algunas mercantiles. En este sentido, García no podrá seguir asistiendo a las asambleas de la organización “por mantener en Barcelona una mercantil dedicada al asesoramiento empresarial”.
Al histórico sindicalista se le acusa de haberse pasado al bando de la patronal, “dedicándose a asesorar a las empresas”. En una carta abierta al colectivo de estibadores, a la que ha tenido acceso TRANSPORTE XXI, Julián García confirma su expulsión del sindicato, se defiende, con documentos, de las ‘acusaciones’ de asesorar a empresas y explica en qué ha quedado su relación con el sindicato desde su jubilación en 2005. El histórico dirigente de Coordinadora es el socio único desde 2008 de la sociedad “Logis Center Transport Mediterranean, S.L.” según ha podido comprobar este periódico en el Registro Mercantil.
Esta sociedad tiene un “curioso” recorrido, que el propio García relata en su misiva. La sociedad fue constituida por la familia Mestre en julio de 1998 con un capital de 3.005 euros. En abril de 2000, siendo Julián García, coordinador general de Coordinadora, la sociedad que estaba “dormida” es adquirida por idéntico nominal a partes iguales por el propio García y Pablo Carrillo, visitador médico y amigo del sindicalista. El objetivo era abrir una empresa de promoción y venta de medicamentos. Según Julián García, “la empresa no empezó ni a funcionar” hasta 2008.
En ese año se deshace la sociedad, que “sigue prácticamente inoperante y quedo yo como único socio” en la compañía, matizando que “durante todos estos años la empresa ha presentado siempre sus cuentas al Registro Mercantil, incluidos los ocho años que ha estado inactiva”. En su relato, Julián García elude que “Logis Center Transport Mediterranean” cambió, en octubre de 2008, su objeto social a “la centralización de logística y transporte de mercancías, la prestación de servicios de asesoramiento técnico y contable, así como la realización de todo tipo de estudios de mercado, organización y promoción”.
La sociedad tuvo unas ventas de 89.050 euros en 2009 y unos beneficios de 3.479 euros, según consta en sus asientos registrales. Por su parte, el histórico sindicalista afirma que no tiene nada que ver con la actividad de la mercantil “Rudder Logistic, S.L.”, en la cual tenía acciones su yerno, según confirma García, que añade que la empresa “se constituyó el 16 de julio de 2010 y se vendieron todas las acciones a José María Argacha en fecha 21 de enero de 2011”, matizando que “su actividad no está sujeta al convenio de estibadores y no ha hecho nunca maletas ni en Barcelona ni en España”.
García sale al paso del rumor de que había constituido una mercantil que se encargaba de la operativa de maletas de los cruceristas en Barcelona. El sindicalista mantenía hasta su cese, en septiembre de 2010, su cargo como vocal del consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Barcelona. Al ser consejero, García venía interviniendo en las asambleas del sindicato, aunque confirma que desde 2010 mantenía un “grado de desconexión y equívocos con algunos miembros del comité de empresa” por lo que decidió no volver a participar ni intervenir en la asamblea, “a no ser que fuera para transmitir toda la información que tenía del consejo de administración de la autoridad portuaria”.
García reconoce que la decisión de su expulsión le ha causado “rabia e indignación contra todo y todos”, preguntándose “¿por qué si hace muchos meses comuniqué mi apartamiento definitivo de la asamblea de delegados y de la asamblea general de Barcelona, se me expulsa, si hacía meses que no iba para nada?”. Asimismo, el histórico sindicalista se pregunta “si es justo, que después de toda una vida dedicada al sindicato, cuando ya estás fuera de él, mancharan tu nombre y persiguieran a tu familia”. García reconoce que, como consecuencia de esta situación, “mi familia y yo estamos amenazados de muerte”.
Julián García, con el que TRANSPORTE XXI ha intentado contactar sin éxito, afirma que “no tengo intereses privados ni participaciones en ninguna empresa del puerto de Barcelona, ni ahora ni nunca”, aclarando que “es cierto que he bajado al puerto después de estar jubilado y que he hablado, tenido entrevistas, dado opiniones y adoptado actitudes con empresas privadas, con Estibarna, con la Autoridad Portuaria, con representantes de las empresas, con delegados de Coordinadora y estibadores, y he hablado, discutido, escuchado e informado de muchísimas cuestiones, pero por mi condición de jubilado, siempre a título personal, en ningún caso de representación de nadie”, afirmando que “si esto fuera razón suficiente para una expulsión, el puerto estaría vacío de estibadores”.
Julián García, historia viva del sindicalismo portuario
Hablar de Julián García (Almería, 1950) es hablar de la construcción de un espacio sindical portuario alejado de las decisiones de las centrales históricas como Comisiones y UGT. García estuvo 26 años al frente de Coordinadora. Desde su legalización en 1979 en Barcelona hasta que enmayo de 2005, con la democracia de la asamblea de delegados, traspasó el mando del sindicato al joven Antolín Goya, que con sólo 29 años llegó a la dirección de la fuerza sindical mayoritaria en los puertos españoles, con más de 4.000 afiliados.
El histórico dirigente utilizaba una metáfora sobre la evolución del sindicato en la que decía que “Coordinadora era un barco de guerra con cañones por todas partes, nada más que pensábamos en defendernos, pero supimos transformarlo y convertirlo en un barco mercante de trabajo, donde se cargan y descargan mercancías y se negocia”. García no se cansó nunca de defender junto al pretil del muelle, bajo la pancarta, en los medios o en la mesa de negociación, la fortaleza del portuario.
Pese a quien le pese, hoy son lo que son gracias a él. Se enfrentó a la UCD, al PSOE y al PP. Negoció los textos de decretos, dos leyes de puertos y tres convenios estatales que reformaron la normativa laboral proveniente del Franquismo a cambio de garantizar la continuidad de los estibadores en las tareas que le son propias, con concertación social, aunque García advertía que “debajo de los aparejos del barcomercante todavía están los cañones”.
Aún se recuerdan sus duras batallas con Fernando Palao en el affaire de Ebhisa en Gijón o su pacto con el Gobierno de Aznar, tras horas de discusión con José Llorca, con la privatización de las sociedades de estiba plasmado en la Ley de Puertos de 2003.