Concentra en Cachafeiro las políticas para impulsar el negocio.
La ejecución de políticas en un Ministerio pasa siempre por el organigrama que dibuje el titular de la cartera. La nueva organización pergeñada por Blanco para Fomento y el baile de destituciones y nombramientos habidos en las últimas semanas muestran que, en principio, hay una predisposición para potenciar el ferrocarril para carga en España, que está llamado a ser, por imperativo comunitario y de sostenibilidad, el modo para oxigenar unas carreteras saturadas.
En concreto, del organigrama de Blanco destaca la recuperación de la Secretaría General de Transportes, un departamento que su antecesora en el cargo había amortizado tras la creación de la Secretaría de Estado en la materia. Al frente de la misma y reportando a la Secretaría de Estado de Transportes, en manos de Concepción Gutiérrez del Castillo, ha puesto a José Luis Cachafeiro Vila, con amplia experiencia en infraestructuras ferroviarias ligadas a la mercancía.
De hecho, en su carrera profesional, Cachafeiro ha recorrido buena parte de la estructura de Renfe y del ADIF, desempeñando el cargo de Director de Operaciones de la Unidad de Negocio de Transporte Combinado de la primera y el de Director de Productos y Servicios de la Dirección de Terminales de Mercancías en la segunda. Otro movimiento de calado ejecutado por Blanco ha sido sacar a Renfe del paraguas de la Secretaría de Estado de Infraestructuras para colocar a la operadora pública bajo la tutela de Cachafeiro.
Parece evidente que Renfe, protagonista principal de una liberalización sectorial que no avanza, tiene que depender de Transportes, un negociado encargado de impulsar políticas, y no de Infraestructuras. No es de extrañar que el sector haya aplaudido esta decisión de Blanco, que se ha comprometido a otorgar más licencias de operador ferroviaria, siguiendo el ejemplo alemán, para abundar en una verdadera liberalización. No obstante, queda por saber si el nuevo inquilino ratificará a José Salgueiro como presidente de Renfe.
En la misma línea, el ministro se ha mostrado coherente a la hora de traspasar las competencias en “la elaboración de proyectos normativos, regulación, ordenación e inspección” de la antigua Dirección General de Ferrocarriles, ahora de Infraestructuras Ferroviarias, a la recuperada Dirección General de Transportes Terrestres, al frente de la cual mantiene a Juan Miguel Sánchez.
Es aquí donde el sector sí se ha llevado una sorpresa porque antes de la ratificación de Sánchez, funcionario de carrera, el BOE se hizo eco de que “no es preciso” ostentar esta condición para ser titular de la citada dirección. Pudiera ser que Blanco se guarde un as en la manga. Mientras, la espada de Damocles pende sobre Sánchez.