Jean-Claude Juncker, nuevo presidente de la CE, propone un ambicioso plan inversor de 300.000 millones en un plazo de tres años para impulsar el crecimiento, el empleo y la competitividad. Uno de los objetivos prioritarios será el desarrollo de infraestructuras de transporte y centros industriales.
“Necesitamos inversiones más eficientes, más centradas en nuestros objetivos, con menos regulación y una mayor flexibilidad”, dijo Juncker. Para ello, añadió, “tendremos que desarrollar instrumentos financieros más efectivos, que incluyen más préstamos y garantías con una mayor capacidad de absorber el riesgo”.