Los países que decidan implantarla deberán reducir realmente el nivel de atascos y aplicar el mismo concepto a los automóviles.
Tras un debate maratoniano de más de 500 enmiendas a la propuesta de directiva de costes de uso de infraestructuras de transporte, la Comisión de Transportes del parlamento Europeo ha aprobado el texto de la Comisión Europea, pero con la condición de que se aplique el mismo principio a los automóviles y que se reduzca realmente la congestión
Uno de los principales argumentos que los transportistas oponen a la propuesta de tarificación del uso de infraestructuras de transporte (más conocido como “euroviñeta”) de la Comisión Europea, es que pretende incluir los llamados costes “externos”, como son la contaminación y los atascos, siendo los automóviles y no los camiones los principales responsables de estos efectos. Pues bien, la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo parece haber encontrado la solución a este agravio: los países que implanten la euroviñeta deberán aplicar el mismo concepto a los automóviles particulares, y además deberán reducir de forma efectiva los embotellamientos.
Así, “una empresa de transporte podría aceptar la tasa a condición de que su Estado reduzca realmente la congestión en las carreteras después de un cierto plazo de tiempo”, explica el diputado liberal Dirck Sterckx. Los flujos urbanos quedarían excluidos de la euroviñeta, que sólo se aplicaría a las redes transeuropeas de transporte (RTE-T) y a ciertos grandes ejes asociados. El texto que la comisión parlamentaria enviará a la sesión plenaria para su ratificación no incluye el “coste climático”, es decir, las emisiones de CO2, por considerar que este ya se contempla en las tasas del diesel.
Esta decisión ya ha sido rechazada por el sector del ferrocarril (CER), que advierte que será muy difícil armonizar las tasas en la UE en base a las emisiones de CO2. Los países miembros deberán dedicar los ingresos que obtengan a la implantación de políticas anticongestión, anticontaminación y antiruido. El principio a aplicar es que la euroviñeta no debe ser una tasa sin más, sino una vía de reinversión en el sector del transporte. Algunos han señalado que la suma de los costes externos puede convertirse en una “supertasa” en algunas regiones, y por ello la CE propuso fijar unos techos de aplicación que han sido mantenidos en el texto, aunque los países alpinos se reservan el derechos de aumentar la tasa en la zonas “especialmente sensibles”.
El parlamentario socialista y miembro de la Comisión de Transportes Saïd el Khadraoui está convencido de que “esta solución aportará más transparencia al sector que las fórmulas abstractas propuestas por la Comisión Europea”. El Khadraoui insiste que la euroviñeta se plantea como un dispositivo facultativo para cada país, aunque si un Estado decide aplicarla deberá atenerse a las reglas de cálculo establecidas en la Directiva. El diputado belga espera que este ambicioso proyecto planteado por el Parlamento aliente a los Ministros de Transporte a retomar el debate sobre la euroviñeta, aunque son pocos los que confían en que la tasa sea aprobada en primera lectura.