La crisis reduce el 23% la circulación de pesados en la AP-7, que va a Francia, y el 44% en la AP-2, que conecta el centro.
La crisis ha provocado la reducción del tráfico de camiones en las dos principales vías de pago que conectan Cataluña con el resto de la Península y Europa, las autopistas AP-7 y AP-2. En el tramo de la AP-7 entre Montmeló (Barcelona) y la frontera, hay que retroceder al año 2000 para encontrar una circulación similar de vehículos pesados.
La crisis ha tenido un impacto importante en el tráfico de vehículos pesados por las principales vías de pago que conectan Cataluña con el resto de España y con Europa. En el caso del corredor que enlaza toda la costa mediterránea desde Algeciras con Francia, la AP-7, se ha reducido un 23,3 por ciento el paso de camiones en el tramo entre Montmeló (Barcelona) y La Jonquera (la frontera) en los últimos cuatro años, y ello a pesar de la buena evolución de las exportaciones.
En el mismo periodo, la circulación del resto de vehículos ha bajado diez puntos menos, el 13,1 por ciento. De los 10.654 camiones diarios que transitaban antes de la crisis, en 2007, se ha pasado a los 8.171 en 2011. En otras palabras, la crisis se ha engullido casi 2.500 vehículos al día. Hay que retroceder a principios de siglo, al año 2000, para encontrar una circulación similar (8.128 camiones), según las estadísticas del Ministerio de Fomento. La circulación de camiones por este tramo “no ha bajado más por el empuje de las exportaciones porque la actividad en el mercado interno se ha reducido más del 30 por ciento”, señala Eugenio Mañes, secretario general de Transcalit, la federación de asociaciones de transporte de la provincia de Barcelona.
De hecho, el tráfico de vehículos pesados ha caído el 32,6 por ciento en el tramo de la AP-7 que discurre entre Barcelona y Tarragona, pasando de los 13.125 camiones de 2007 a los 8.847 registrados en 2011. El tráfico que pasaba por La Jonquera y ahora no circula “se ha perdido porque no hay alternativa gratuita para ir a Francia”, recuerda Carles Palacio, de la patronal del transporte de Gerona, Asetrans. Para el otro gran corredor de pago que conecta el centro y el norte peninsular con Cataluña, la AP-2 (entre Zaragoza y el enlace con la AP-7 para Barcelona o Tarragona), sí hay alternativa, la autovía A-2, y la caída ha sido espectacular.
En 2007, circulaban por la vía de pago 2.287 vehículos pesados al día. En 2011, pasaron 1.280 camiones, lo que supone un descenso superior al 44 por ciento. “El transporte está asfixiado por la bajada de actividad y el precio del combustible. Encima, el transportista debe asumir el peaje al no poder repercutirlo en el cliente, con lo que prácticamente solo el transporte que está obligado, el de mercancías peligrosas, utiliza la autopista”, señala Silvia Llobet, secretaria general de la Asociación de Transportistas de Lérida. Los primeros datos que hay de 2012 no invitan al optimismo.
La circulación de camiones bajó el 0,7 por ciento en el primer mes del año y descendió el 5,3 por ciento en el segundo en el tramo Montmeló-La Jonquera de la AP-7. En la misma autopista, entre Barcelona y Tarragona, el retroceso ha sido del 4,7 por ciento en enero y del 9,1 por ciento en febrero. En cuanto a la AP-2, estrenó el año con una bajada del 8,3 por ciento, que ha sido del 9,5 por ciento en febrero.
“Pensábamos que el año pasado habíamos tocado fondo y ahora nos preguntamos si la cumbre del abismo todavía está más abajo”, señalan desde AGTC (Fenadismer en Cataluña). En lo que va de crisis, “han cerrado más de 4.500 empresas de transporte en Cataluña. Las que sobreviven trabajan al 60 por ciento”, asegura Evaristo Magaña, de Astac Condal.
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