Una única empresa utilizó puntualmente el puesto de inspección, que costó un millón de euros, para 30 toneladas de mercancías cuando empezó a funcionar en 2009.
Una única empresa ha utilizado el Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) del aeropuerto de Gerona en los dos años y medio que lleva abierto. Y fue al principio de entrar en funcionamiento, en septiembre de 2009, para 30 toneladas de setas. Tras su estreno, ninguna actividad más en este servicio, que costó un millón de euros
El Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) del aeropuerto de Gerona es una flamante instalación operativa desde septiembre de 2009 que permanece, dos años y medio después, impoluta. Una única empresa lo ha utilizado, al poco tiempo de su inauguración, para hacer unas operaciones puntuales de importación de setas, que sumaron 30 toneladas. Desde entonces, ninguna actividad más en un equipamiento cuya construcción exigió una inversión pública de un millón de euros.
Son unos 500 metros cuadrados de recinto, con laboratorio, cámaras frigoríficas en pleno funcionamiento, zonas de inspección y un trabajador con ninguna mercancía que inspeccionar. “Está abierto y a punto para recibir carga. Se puso en marcha porque se dijo que había una necesidad y no depende de nosotros que lleguen o no mercancías”, señalan fuentes de la subdelegación del Gobierno en Gerona.
El PIF era una larga reivindicación de los empresarios de la zona, que vehicularon a través de la Cámara de Comercio de Gerona. Diversos estudios avalaban que si el aeropuerto de Gerona tenía PIF, llegaría a alcanzar las 10.000 toneladas de mercancías al año. Esta cifra supone multiplicar por más de 150 el tráfico que tuvo la instalación el pasado año y por veinte el máximo récord que ha movido en los últimos diez años, que fueron 494 toneladas en 2002.
Este análisis “se hizo en una época en la que la situación económica era muy distinta y el PIF era una apuesta por diversificar el aeropuerto hacía las mercancías”, señala Domènec Espadalé, presidente de la Cámara de Comercio de Gerona. Su entrada en funcionamiento “coincidió con la crisis”. “Había peticiones del PIF de importadores de perecederos, pero, a la hora de la verdad, no lo han utilizado.
Con la crisis, las empresas se vuelven más conservadoras y no se arriesgan a los cambios si lo que hacen les funciona”, añade Espadalé. El PIF se construyó sin una terminal de carga. No hay un operador de handling con almacén para consolidar y desconsolidar mercancías y que pasen el control de seguridad. Ello hace muy difícil la exportación y el camión aéreo.
Y sin la exportación, “al empresario le resulta enormemente costoso fletar un avión con carga de importación y que regrese de vacío”. La Cámara de Gerona mantiene contactos “con un par de empresas interesadas en hacer un almacén en el aeropuerto, y una de ellas está dispuesta a asumir su construcción, lo que ya hemos trasladado a Aena”.