El puerto de Barcelona no esperará a la conexión en ancho de vía europeo hasta la frontera ni a los previstos accesos terrestres a la instalación para colocar las mercancías, especialmente las procedentes de Asia, en el mercado centroeuropeo y competir con las dársenas del norte del continente. En febrero, entrará en funcionamiento un servicio ferroviario de contenedores entre el puerto de Barcelona y Lyon (Francia), que será gestionado conjuntamente por la Autoridad Portuaria, Renfe y Naviland Cargo (filial especializada en el contenedor marítimo del operador ferroviario francés SNCF).
Renfe operará y comercializará los trenes en España y Naviland Cargo hará lo mismo en la parte francesa. La línea, que será multicliente, comenzará con una periodicidad de tres días a la semana en cada sentido, “con el objetivo de llegar a los cinco días”, señalaron fuentes de la Autoridad Portuaria. Cada convoy estará formado por 20 vagones con una capacidad total para 60 TEUs. “Si conseguimos una ocupación del 70 por ciento en el primer año de funcionamiento, estaremos contentos”, añadieron estas fuentes. La Autoridad Portuaria, Renfe y la filial de SNCF firmaron el pasado mayo un convenio para desarrollar el proyecto. Queda por constituir la sociedad mercantil en la que ambos operadores ferroviarios tendrán la misma participación accionarial y el puerto será minoritario.
Los convoyes saldrán de las dos terminales ferroviarias del puerto de Barcelona, la de TCB y la de Tercat, que conectarán con la estación francesa de Vénissieux, situada al lado de Lyon, gestionada por Naviland Cargo. El nuevo servicio ferroviario forma parte de la doble estrategia del puerto de Barcelona de competir con las grandes instalaciones del norte de Europa y, a la vez, incrementar la hasta ahora exigua cuota del tren en los contenedores que salen y entran de la instalación (ver recuadro).
Los escasos accesos ferroviarios actuales a la dársena y la falta de conexión en ancho de vía europeo facilitan, argumenta la Autoridad Portuaria, que la mercancía, especialmente la procedente de Asia, pase por el Mediterráneo y sea descargada en el norte de Europa. Si esta mercancía se descarga en Barcelona y sube al tren hasta Lyon para redistribuirla en el mercado centroeuropeo, se ganan entre tres y cinco días de tránsito, con el consiguiente ahorro de costes, respecto a su desembarco en el norte europeo. El puerto proyecta promover más servicios ferroviarios con Francia, especialmente por la línea Barcelona- Toulouse-Bordeaux.
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