La Autoridad Portuaria de Barcelona, Renfe y Naviland Cargo (filial especializada en el contenedor marítimo del operador ferroviario francés SNCF) proyectan una segunda conexión por tren entre la dársena catalana y el sur de Francia, tras poner en marcha el pasado febrero el servicio Barcelyon, que enlaza tres veces por semana las terminales ferroviarias de TCB y Tercat con Venissieux ENTMV pone en marcha un nuevo servicio estacional entre Barcelona y Argelia La naviera argelina ENTMV ha puesto en marcha un nuevo servicio de pasajeros, que acepta carga rodada, entre el puerto de Barcelona y Argel.
La línea inicia su andadura para la época estival, hasta septiembre, con una periodicidad que varía entre diez días y semanal. El servicio es cubierta por dos buques con capacidad para 40 remolques y 1.300 pasajeros cada uno. El tiempo del viaje es de 14 horas. ENTMV opera en la terminal de Trasmediterránea. Jordi Valls, presidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona, y Ahcène Grairia, presidente de ENTMV, presentaron el servicio el pasado 21 de mayo. El puerto de Barcelona cuenta con tres servicios regulares de short sea shipping con el norte de África, las conexiones con Tánger (Grandi Navi Veloci), Túnez (Cotunav) y Argelia (Compañía Nacional de Navegación). (Lyon).
Aunque esta línea no está cumpliendo las expectativas iniciales, los tres socios barajan poner en marcha, antes de fin de año, un nuevo servicio ferroviario multicliente de contenedores entre Barcelona y Toulouse-Bordeaux, según aseguró Mike Schreuders, coordinador del Barcelyon. Como en la línea con Lyon, en la nueva conexión Renfe operaría y comercializaría los trenes en España y Naviland Cargo haría lo mismo en la parte francesa. El servicio Barcelyon ha movido unos 250 TEUs en tres meses y medio de funcionamiento, con una ocupación media del 25 por ciento.
Este tráfico es menor de lo esperado, han reconocido los responsables del servicio. De hecho, el plan de empresa contempla alcanzar una ocupación de entre el 40 y el 50 por ciento hasta julio, y de no lograrse, se replantearía la continuidad de la línea. Jordi Valls, presidente del puerto, señaló en su día que la línea era una apuesta arriesgada por la situación económica en general.