La instalación del muelle Costa, que será la primera especializada en tráficos de corta distancia, contará con 7,5 hectáreas de superficie y 453 metros de línea de atraque.
El puerto de Barcelona sacará a concurso su primera terminal especializada en short sea shipping este mismo año, sin esperar a que estén acabadas las obras de ampliación del muelle Costa, donde se ubicará el equipamiento. Y es que Barcelona necesita más espacio para que este tráfico siga creciendo. El pasado año aumentó el 20,6 por ciento
La Autoridad Portuaria de Barcelona sacará a concurso este mismo año la nueva terminal para short sea shipping, un tipo de instalación que no existe actualmente en el puerto catalán y que los operadores que hacen este tipo de tráfico esperan desde hace tiempo. El puerto no esperará a que acaben las obras de ampliación del muelle Costa, donde se ubicará la terminal, que concluirán a finales de 2008. Como consecuencia del incremento de los servicios de short sea shipping, este tráfico ha crecido casi el 500 por ciento en los últimos nueve años. Y para continuar creciendo, el puerto de Barcelona necesita más espacio.
Las dos navieras del grupo Grimaldi que tienen tráficos regulares entre Barcelona e Italia, Grandi Navi Veloci y Grimaldi-Nápoles, han mostrado interés públicamente por la futura terminal. “Es evidente que existen navieras con un fuerte peso en Barcelona que pueden tener opciones”, ha asegurado Jordi Valls, presidente de la Autoridad Portuaria, partidario de que el futuro concesionario sea más un naviero que un terminalista puro.
“Será una terminal pública, no de un naviero 100 por 100, pero tampoco de un terminalista puro, pensamos en un concesionario más mixto”, apuntó Valls. La terminal contará con 7,5 hectáreas de superficie y 453 metros de línea de atraque. A esta instalación dedicada al short sea shipping se puede sumar la concesión de la antigua Mepsa, adquirida el pasado verano por el puerto de Barcelona y Catalana d’Iniciatives, aunque la Autoridad Portuaria todavía no tiene decidido el uso final de este espacio. Barcelona cuenta con cinco líneas de short sea shipping, tres de ellas con Italia, el mercado natural del puerto catalán para este tráfico.
Cotunav fue la pionera en 1994 con un servicio, de frecuencia semanal, entre Barcelona y Túnez. El Grupo Grimaldi, a través de Grandi Navi Veloci, desembarcó en 1998 con una línea con Génova. Seis años después, en 2004, llegó Grimaldi-Nápoles para enlazar Barcelona con Civitavecchia. Tanto las conexiones con Génova como con el puerto romano son diarias. En 2006, Grandi Navi Veloci puso en marcha un servicio con Tánger, línea que ha sufrido diversos avatares y que, finalmente, se reactivó el pasado septiembre. La última conexión, desde verano de 2007, es de Grimaldi-Nápoles con Livorno.
Este servicio ha comenzado con una periodicidad de tres días a la semana, pero acabará siendo diario antes de que finalice el año. Dos de las cinco líneas, Barcelona- Génova y Barcelona-Civitavecchia, cumplen todos los requisitos que exige la Unión Europea para ser consideradas autopistas de mar, aseguran desde la Autoridad Portuaria, tanto por lo que respecta a la regularidad, como a la frecuencia, la fiabilidad, la flexibilidad y la capacidad. El tráfico de short sea shipping sumó el pasado año 3,6 millones de toneladas, un 20,6 por ciento más que en 2006. El Plan de Ampliación del puerto de Barcelona incluye 58,4 millones de euros de inversión en infraestructura para este tipo de tráfico.