La crisis pasa factura al puerto de Gijón, que cerró 2008 con un tráfico de 19,20 millones de toneladas, lo que supuso una caída del 6,49 por ciento respecto a 2007. El buen comportamiento de la carga general, que creció un 18,34 por ciento, no logró paliar el descenso de los graneles sólidos, debido, fundamentalmente, a la menor importación de carbón para las térmicas.
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