Un informe del catedrático Ginés de Rus rompe con el tópico de que es una instalación que depende de la demanda interna, que sólo representa el 30% de su tráfico total.
El puerto de La Luz es mucho más que una instalación dedicada a prestar servicios a los tráficos cautivos. Es una dársena que se está jugando su futuro en competencia con otros puertos nacionales y extranjeros. Así de claro se muestra un informe del catedrático Ginés de Rus, que mide el impacto económico del puerto de La Luz
La Autoridad Portuaria de Las Palmas, que preside Javier Sánchez Simón, ha elaborado un informe sobre el impacto económico de la dársena que rompe con muchos tópicos que se manejan en el sector. El estudio, elaborado por Ginés de Rus, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, no sólo se hace eco de la importacia que tiene el puerto de La Luz para la economía del Archipiélago (tal como se puede observar en el cuadro adjunto), sino que es una instalación expuesta a la feroz competencia exterior, que participa en varios nichos de negocio, en contra de la creencia más extendida de que su actividad pivota en la prestación de servicios a los tráficos cautivos.
Esos nichos que pone de relieve el informe, al margen de la importación y exportación de mercancías, son la reparación de buques, el avituallamiento de buques y el tránsito de contenedores. “Los tráficos no dependientes de la demanda interna o de las exportaciones de los productos insulares puede estimarse en un 70 por ciento del total. No es una demanda cautiva como erróneamente se afirma. En general, podría realizarse en otros puertos. La competitividad de los servicios de Puertos de Las Palmas no afecta al precio de los consumidores de la isla, sino al crecimiento económico del Archipiélago al ser, en si misma, una actividad fundamental de exportación de servicios en competencia con otros puertos”, señala el informa.
Y en este sentido, añade, “la eficiencia en el funcionamiento en el funcionamiento del puerto no deber ser una preocupación exclusiva de los agentes y operadores portuarios”. Es interesante el doble papel que el catedrático Ginés de Rus asigna al puerto de La Luz. Por una parte, dice que “la Autoridad Portuaria supone un 10% del valor añadido y un 6,4 por ciento del empleo (sobre las cifras globales del impacto económico de la dársena en el año 2005). El puerto (…) no puede considerarse perteneciente al sector público en el sentido de la titularidad de las fuentes de generación de valor. La responsabilidad del grueso de la actividad económica del puerto está en manos de los agentes y operadores privados”. Impacto indirecto Por otra parte, añade que “el carácter público del puerto está en su papel de propietario del suelo y de regulador, pero no en su producción directa.
Puede afirmarse que el impacto económico de la Autoridad Portuaria no es directo sino indirecto, mediante sus decisiones que afectan al marco en que la inciativa privada se desenvuelve y, por tanto, la responsabilidad de este propietario del suelo y regulador es muy superior a los que el 10% de generación directa de valor puede sugerir”. Por último, señala que “el tránsito de contenedores, contrariamente a su intensiva ocupación de suelo y visibilidad, supone un 12% del valor añadido y un 10% del empleo”. Estas cifras contrastan con el volumen de tráfico que genera el tránsito de contenedores en el puerto de Las Palmas de Gran canaria que fue de algo más 800.000 TEUs en el año 2007.