La planta de regasificación de Saggas culmina la adaptación de su muelle para realizar la carga de gas natural licuado en buques de tamaño pequeño, con capacidad inferior a 6.500 metros cúbicos, tras finalizar un proyecto coordinado por la filial de Enagás y la Fundación Valenciaport.
El Puerto de Sagunto se consolida como un enclave energético de referencia en el desarrollo del gas natural licuado (GNL) como combustible para la industria marítima. Su planta de regasificación, que explota Saggas, una filial de Enagás, acaba de culminar la adaptación de su muelle en el que, a partir de ahora, se pondrán realizar operaciones de carga de GNL en buques de tamaño pequeño o “small scale”, con capacidad inferior a 6.500 metros cúbicos. Esta inversión “contribuirá a impulsar la actividad de bunkering en nuestro entorno”, según ha avanzado Santiago Álvarez, director general de Saggas.
La planta ha terminado todos los procesos incluidos en el proyecto “LNGHIVE2: Infrastructure and Logistics Solutions”, coordinado por Enagás y promovido por Saggas y la Fundación Valenciaport, que han supuesto la adaptación de la planta de regasificación de Sagunto para ofrecer servicios de abastecimiento de GNL como combustible.
Saggas arrancó este proyecto hace cinco años, en octubre de 2018, dentro de la estrategia de descarbonización de la Unión Europea en el ámbito de la movilidad sostenible. De hecho, el 20 por ciento de la inversión total realizada, que no ha sido cuantificada por Saggas, ha sido financiada con fondos europeos del programa de ayudas europeas al transporte Connecting Europe Facility (CEF).
En este sentido, Antonio Torregrosa, director general de la Fundación Valenciaport, ha explicado que “el puerto de Sagunto es un enclave trascendental en la estrategia de descarbonización Valenciaport Cero Emisiones Netas 2030”, resaltando el apoyo de la Comisión Europea y la Autoridad Portuaria de Valencia “para alcanzar estos objetivos”.
Fuentes de Enagás han explicado que la utilización del GNL en el transporte “contribuye a la mejora de la calidad del aire, pues reduce las emisiones de NOx en torno a un 85-90 por ciento, las emisiones de CO2 alrededor de un 25 por ciento y las de SOx y partículas prácticamente en un 100 por ciento con respecto a los combustibles tradicionales”.