El puerto seco de Coslada consiguió cerrar el ejercicio pasado con un tráfico total por encima de los 70.000 TEUs, lo que representó un crecimiento del 57 por ciento. La terminal intermodal madrileña situó sus movimientos totales en los 70.800 TEUs, cifra récord de la instalación desde el inicio de su actividad hace ahora justo una década, frente a los 45.047 logrados el año anterior. En UTIs (unidades de transporte intermodal), el puerto seco registró un tráfico total en 2010 de 41.300, frente a los 26.880 de 2009, lo que representa un crecimiento del 53 por ciento.
El fuerte incremento se ha situado incluso un 20 por ciento por encima de las previsiones que manejaban tanto los responsables de Puerto Seco de Madrid, propietaria de las instalaciones, como de la sociedad concesionaria de la gestión de las mismas, Conterail. Esta previsión se llevó a cabo una vez que se tomó la decisión en el primer trimestre del pasado año de reducir la política tarifaria de las instalaciones en torno a un 30 por ciento, lo que a la postre ha dado un excelente resultado si nos atenemos a los tráficos alcanzados.
En concreto, la terminal se ha visto beneficiada con tráficos que había ganado la carretera y que, fundamentalmente a partir de septiembre, han retornado al ferrocarril gracias a la oferta económica de las empresas ferroviarias, motivada en buena parte por el incremento en la longitud de los trenes, así como la estabilización de los precios del transporte por carretera. Además, la terminal ha conseguido captar también algunos tráficos procedentes del centro logístico intermodal del Adif de Abroñigal.
Por su parte y de cara al presente año 2011, las previsiones son también ambiciosas. “Prevemos superar el 25 por ciento de incremento sobre las cifras alcanzadas en 2010”, señalan fuentes de Conterail. El puerto seco de Coslada concentra actualmente todos sus tráficos en el corredor con el puerto de Valencia, si bien mantiene abiertas negociaciones con otras autoridades portuarias y distintas empresas ferroviarias con el fin de captar y retomar el tráfico de trenes procedentes de dársenas como las de Barcelona, Algeciras o Bilbao.